La ciudad no registró ninguna denuncia de mayores de 65 años por maltrato familiar desde el comienzo de 2008

Las estadísticas policiales no distinguen denuncias de casos de malos tratos a ancianos en la provincia en lo que va de año. No en vano, según fuentes judiciales, se trata de una violencia familiar que, por desgracia, muchas veces se queda de puertas para adentro, ante la dificultad emocional de denunciar a sus agresores.
La violencia familiar tiene una cara que difícilmente sale a la luz: la que sufren los mayores. Las estadísticas policiales aseguran que en la ciudad no se ha producido en lo que va de año ninguna denuncia de personas mayores de 65 años por malos tratos. En la provincia apenas se tiene constancia tampoco de ningún caso a lo largo de los últimos meses. Mientras, los datos judiciales de violencia doméstica -incluyen tanto la de género como también los casos en los que las víctimas son hombres o con agresores diferentes a los cónyuges- reflejan que 80 de las víctimas de violencia doméstica en este año tienen más de 50 años, aunque tampoco diferencian los que superan los 65.

No en vano, según fuentes judiciales, ‘muchos mayores están desprotegidos y difícilmente los casos de los que sufren malos tratos salen a la luz’. Sin embargo, alguno lo consigue. El pasado junio, un hombre fue juzgado en la ciudad -y condenado- por arrastrar a su suegra, de 91 años, y golpearla con un bastón. La denuncia de este maltrato fue simultánea a la realizada por la hija de la víctima, que también estaba siendo maltratada por su marido y agresor de la anciana.

Otra dificultad añadida en este tipo de casos está en que, muchas veces, los agresores de los mayores son los propios hijos, ‘lo que resulta muy duro a la hora de denunciarlos’, reiteran en el Juzgado. Así las cosas, no es de extrañar que tanto desde las fuerzas de seguridad como de la propia judicatura se sospeche de que existen más casos de los que salen a la luz.

De hecho, un estudio realizado recientemente en España concluía que alrededor de unos 300.000 ancianos sufrían algún tipo de maltrato físico y que en la mayoría de los casos no lo habían llegado a denunciar ‘ya que estas personas suelen depender emocional o económicamente de su agresor’.


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