La jornada Pro Orantibus celebrada en el convento de las clarisas en Vilar de Astrés quiso volver la vista atrás a la vida consagrada y agradecer su labor, además de ofrecer oración por los problemas de otras congregaciones.
Volver la vista atrás y contemplar lo que fue y es la vida consagrada es una forma de agradecimiento y celebración para la vida eclesiástica. Con este objetivo se celebró la jornada Pro Orantibus, que se realizó ayer en el convento de las clarisas de Vilar de Astrés.
A la actividad acudieron las monjas de dicho convento, el obispo (el cual presidió la oración), sacerdotes y algunas amistades de la comunidad y amistades asociadas. Sor María José María de Jesús explicó que “en esta ocasión el pueblo se une a nosotras como acción de gracias y para orar para que el señor dé luz donde más lo precise. Nos unimos a esos intereses para ayudar. Para rezar no hay que ser monja”.
La tarde de oraciones comenzó con un Santo Rosario y, más tarde, se procedió a orar las Vísperas solemnes. “Las Vísperas nosotras solemos rezarlas todos los días, pero hoy tiene un motivo más solemne” comunicó Sor María José.
La actividad religiosa duró una hora y media, ya que “se reza y canta todo”, contó la religiosa.
Monjas de Burgos
La jornada tuvo oraciones especiales para las monjas de Burgos, las cuales renunciaron a la tutela eclesiástica en favor del del obispo excomulgado Pablo de Rojas Sánchez-Franco. Este cambio de lealtad desencadenó una serie de acusaciones y controversias, centradas en una millonaria operación inmobiliaria y la aparición de un enigmático benefactor.
En este sentido, Sor María José expresó que “rezamos por las monjas de Belorado. Lo necesitan más que nunca. Nosotras somos clarisas y ellas son nuestra familia y esto nos atañe mucho. No dejan de ser nuestras hermanas y esa intención está presente para que el Señor las ayude y le dé luz suficiente para vencer sus dificultades”.
