Vivir de alquiler supera ya en Ourense los 450 euros de media cada mes y por el centro se pagan ya más de 500. Estas son las cifras medias, pero la realidad indica que muy poco hay habitable por debajo de los 450 y cada vez son más los apartamentos no excesivamente grandes que están por encima de los 500.
Todo esto en una provincia con unos ingresos medios por sueldo que están entre los más bajos de España y con muchas dificultades para conseguir captar trabajadores interesados en venir a un Ourense de muy limitadas capacidades de promoción profesional, pero que tiene ya unos costes de vida importantes.
Podría consolar que el mal de la vivienda afecta ya a toda España y que cientos de familias se ven entrampadas en una espiral que parece no tener fin. Todas estas noticias se conocen, además, en plena campaña electoral en la que apenas han trascendido soluciones al problema de la vivienda. Todo esto surge también en una ciudad en la que el Concello no está para esto tampoco. De momento, que no es poco, ya se han repartido el dinero de los sueldos en la corporación, que no son bajos, por lo menos el del alcalde y sus amigos que iban con él en la lista. Al menos a ellos les ha solucionado el problema del pago del alquiler. Algo es algo.
