Todas las claves del conflicto de los bomberos comarcales que acabó en batalla campal en Ourense

Tres trabajadores de parques comarcales resultaron heridos en una carga policial durante la protesta por un convenio único y mejoras salariales

Más de 200 bomberos de los parques comarcales de toda Galicia se manifestaron ayer frente a la Diputación de Ourense. Estaba previsto que la concentración se desarrollase sin violencia, pero hasta tres integrantes de la protesta resultaron heridos durante una de las cargas policiales. Uno de los afectados sufrió una fractura de nariz y tuvo que ser trasladado al CHUO. Por su parte, el Sindicato Unificado de Policía (SUP) condenó “la actuación violenta y premeditada” de los bomberos. Los agentes sostienen que “crearon una cortina de humo para arrojar objetos con pintura a la fachada de la Diputación para no ser identificados, tratando de ocupar el Pazo Provincial”. También que dos agentes resultaron heridos.  

Los trabajadores de los parques comarcales llevan en huelga desde junio. Exigen a las Diputaciones y a la Xunta, de quienes dependen, un convenio único para toda Galicia. Actualmente, hay siete convenios diferentes para toda la comunidad, donde operan 25 parques comarcales. El presidente del comité de huelga, Ángel Moldes, explicó que tienen condiciones laborales distintas y solicitan igualarlas. “La Administración se abrió a crear una mesa negociadora, pero no se presentan a las reuniones. Llevamos un año esperando a que lo hagan”, indicó. 

Los parques gallegos tenían concesiones con empresas privadas, pero una sentencia del Tribunal Supremo hizo que fueran revirtiendo paulatinamente su gestión al ámbito público. “Los primeros en hacerlo fueron los de Lugo y A Coruña mientras que los últimos fueron los ourensanos, de ahí que se produjeran diferencias en las actualizaciones salariales”, explicó el representante del comité de huelga por UGT, Álvaro Negreira. La Xunta y las Diputaciones comparten la titularidad. Con todo, encuentran fallos en la gestión pública. El primer paso fue la creación de una Mesa Xeral de Negociación, en la que están presentes seis representantes sindicales, las cuatro diputaciones y la Xunta. Sin embargo, tal y como denuncian los bomberos, “la Xunta abortó la tercera reunión e iniciamos la huelga”. 

Otra de las principales demandas es la mejora salarial en base a sus funciones: “Queremos que se valore nuestra profesión, que se dignifique y nos paguen la nocturnidad, la toxicidad y la peligrosidad, que no lo hacen”, afirmó Moldes. El salario medio es de 1.200 euros al mes. Ponen como ejemplo de condiciones idóneas las que tienen en el parque municipal de Pontevedra. Además, para acceder a una prejubilación, necesitan poder justificarse en la exposición a tóxicos y situaciones de peligro durante su vida laboral.

La falta de materiales y, sobre todo, de personal también está sobre la mesa. Según Álvaro Negreira, “si no hacemos horas extra, cierran los parques, esta es la situación”. 

En Ourense hay cuatro parques comarcales. Son los de  Xinzo, Verín, Carballiño y O Barco, con 18 trabajadores cada uno. Durante la manifestación, algunos operarios de la provincia explicaron que “no dan abasto” con los efectivos. Cada día, se distribuyen en equipos de tres personas; aunque según los parámetros de seguridad de la Unión Europea, deberían ser al menos el doble. Afirman que puede ser un problema: “En Xinzo también hay edificios y también podría producirse un incendio como el de Vigo, en el que murió gente. La diferencia es que ellos contaban con 15 bomberos y nosotros seríamos tres a lo sumo”, dicen. “Mientras uno se queda fuera con la bomba de agua, otros dos entran. Si pasa algo, nadie se salva, no tenemos condiciones de seguridad”, añaden. Por tanto, consideran que la seguridad de los concellos de menos de  20.000 habitantes depende de potenciar los medios técnicos y humanos. Por otra parte, apuntan a la gran diferencia con el resto del país. Moldes asegura que un bombero comarcal en Galicia “cobra la mitad que uno del resto de España” . 

A las 11,30 horas de la mañana varios grupos de bomberos iniciaban una caminata hacia el Pazo Provincial. Ya resonaban algunos petardos a lo lejos, pero era solo un preludio de lo que ocurriría minutos después. Cerca de 50 antidisturbios esperaban apostados en ambos lados de la entrada a la Diputación y el resto rondaban por las calles colindantes. Cuando se acercaron los bomberos, empezaron a escucharse los gritos reivindicativos. “Bombeiros pobres, nunca máis”, fue uno de los lemas que se escucharon una y otra vez. Encendieron antorchas, bengalas de humo rojo y lanzaron cientos de petardos. Detrás de las filas de manifestantes, prendieron fuego a varias ruedas de camión, que generaron una columna de humo gris visible en toda la ciudad. Además, lanzaron numerosas bombas de pintura que lograron teñir el Pazo -incluidos los arcos de piedra de la fachada- de colores. Poco después, se colocaron frente a la puerta -donde ya esperaban los antidisturbios- y pidieron al presidente provincial, Luis Menor, que bajase. Al no obtener respuesta comenzó una carga policial. Los bomberos hicieron presión, agitando las barandillas metálicas que los separaban de los policías  y estos sacaron las porras para apartarlos. 

Uno de los agentes asestó un fuerte golpe en la nariz a un bombero, de nombre Moi, que estaba en primera línea. El trabajador se desplomó de inmediato y tuvo que ser trasladado al CHUO en ambulancia con un fuerte traumatismo. Además, según Ángel Moldes, al menos otros dos habrían sufrido fracturas en los dedos de las manos. 

Una sentada y otra carga lograron que, finalmente, cuatro bomberos del comité fuesen recibidos. Entraron para reunirse con Luis Menor. Al salir, aseguraron que el dirigente ourensano se había ofrecido a mediar con el resto de presidentes provinciales y que, hasta obtener una respuesta, las manifestaciones previstas el día 27 en A Coruña y el 31 en Lugo seguirán en pie. Al terminar, partieron caminando al hospital para interesarse por su compañero herido. 

Tras los “disturbios”, Luis Menor salió de la sede para realizar declaraciones. Expresó que la negociación “está bastante distanciada” y que la solución “debe ser galega”. No dio fechas, pero señaló que el diálogo debe estar permanentemente abierto. Además, afirmó que se comprometió a trasladar las peticiones al resto de presidentes: “Vou indicarlles as súas peticións, que xa estaban escritas”. También aprovechó para condenar las bombas de pintura en la Diputación, mobiliario público que habrá que limpiar.

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