La vida vuelve a los colegios de la provincia, medio año después de que el covid cerrase sus puertas. Los alumnos de 6º de Educación Infantil y los de 4º, 5º y 6º de Primaria completan hoy el inicio del curso, al que están llamados 18.300 escolares de toda la provincia. Los nervios, la ilusión y la inquietud marcaron la primera jornada de la vuelta escalonada, en la que participaron los alumnos de 4º y 5º de Infantil y los de 1º, 2º y 3º de Primaria.
Día de vuelta al cole. en el Mestre Vide. //José Paz
La vuelta al cole más atípica dejó estampas para el recuerdo: saludos con los codos, medida de temperatura en la puerta, filas con un metro de separación entre los escolares o limpieza de manos con hidrogel al entrar. El profesorado reconocía su nerviosismo, del mismo modo que las familias, que miraban desde lejos a los pequeños. "Haz todo lo que te diga la profesora y no te toques la mascarilla, ¿vale?", le recordaba una madre a su hija a la entrada del CEIP Mestre Vide de la ciudad. "Hoxe (por ayer) é algo complexo, porque é o primeiro día, pero os rapaces son moi espabilados, as medidas son asumibles e eles xa están apercibidos das particularidades deste curso", señala Fernando Valcárcel, padre de dos alumnos del CEIP As Mercedes. Los niños, ataviados con sus mascarillas y pese a las nuevas reglas del colegio, no escondían su ilusión por volver a la "normalidad": "Tenía muchas ganas para ver a mis amigos y a la 'profe' nueva de este año".
"Os rapaces son moi espabilados e xa están apercibidos das particularidades deste curso", señala un padre de dos niños
Rural vs ciudad
Los centros trabajan desde hace semanas para adaptarse al protocolo estipulado por la Consellería de Educación, así como disminuir en la medida de lo posible los riesgos de contagios. Las diferencias entre el número de alumnos de los colegios marcan la nueva realidad y definen los cambios a tomar. Mientras en los de menor tamaño –como el de Vilariño de Conso, donde solo hay cinco alumnos matriculados– es posible contar hasta con baños individuales, los más grandes –como la mayoría de los de la ciudad– se encuentran con más dificultad.
El recreo, las entradas y salidas o el comedor serán distintos en cada centro, según las posibilidades de espacio. Colegios de mayor tamaño, como Salesianos, cuentan con parcelas de patio individualizadas por cursos, para evitar contactos entre alumnos de diferentes aulas durante el recreo. Mientras, centros como el CEIP Castrelo de Miño, Cortegada o Cenlle no tendrán restricciones de espacio, ya que cumplen la ratio de alumnos para que no sea necesario. Respecto a los cambios de clase, los centros han limitado al máximo los cambios de aulas, excepto en algunas materias como Educación Física. El CEIP de Ribadavia decidió cambiar el instrumento obligatorio de música, de flauta a ukelele, para evitar que los alumnos tengan que sacarse la mascarilla dentro de las aulas.
Los comedores también suponen otro punto de conflicto, ya que confluyen alumnos de diferentes aulas. El Anpa del CEIP As Mercedes lucha todavía por encontrar un lugar seguro para la hora de la comida, después de manifestarse en contra de que la biblioteca y aula covid sea uno de los espacios. "Nós teremos un único turno de comedor, pero é certo que non poderá haber actividades despois, os papás teñen que vir a buscalos a súa hora. En comparacións con outros anos temos case o mesmo número de inscritos", explica Mónica Hernán, orientadora del CEIP Mestre Vide.
En el caso del transporte, la de ayer fue una jornada de dudas para las familias, que critican las diferencias entre el protocolo dentro de los colegios y el uso del bus compartido. "Si se pretende controlar los contactos, en el aula será fácil, pero en el autobús, ocupando un asiento cada día, con distintos compañeros...", opinaba una madre de Carballiño.
La ilusión no falla: “Tenía muchas ganas de conocer a la profe nueva"
La ciudad recuperó ayer parte de la vieja normalidad con la reapertura de los centros educativos. Las puertas de los colegios volvieron a llenarse de griterío y alegría, y los escolares, aunque con mascarilla, no escondieron su ilusión. "Tenía muchas ganas de conocer a la profe nueva", decía Telma Veloso, alumna del CEIP Mestre Vide. "El mío viene nervioso, pero con muchas ganas e ilusión, él es más bueno que el pan", señalaba un padre a la entrada del centro.
El trabajo de las familias se dejó ver en el comportamiento de los pequeños, que se traían la lección aprendida. "Traigo mascarillas y mascarillas de repuesto para guardar, hidrogel, una bolsita para la mascarilla...", comentaba Avril Díaz, otra alumna del centro. En el caso del centro Irmáns Villar, la entrada de los alumnos de Infantil fue un "momento emocionante", tal como lo recuerda su director, Eduardo Babarro.
"Eu estaba cos de Primaria e avisáronme de que fose onde entraban os de Infantil. Ao velos a todos con tanta formalidade, coas máscaras... comezamos a aplaudir", relata Babarro. El reconocimiento, para todos: profesores, equipo directivo, padres y niños.
Padres del rural: “En algo tiñamos que ser afortunados"
Como auténticos "privilegiados". Así se sentían los padres que, este jueves, acercaban a sus hijos al Colegio Público de Sarreaus. "Os nenos que empezan este ano en Infantil xa estiveran xuntos na casa niño de Lodoselo e, o feito de que sexan pouquiños, nestes tempos, é unha tranquilidade", asegura César Rodríguez, padre de una de las pequeñas de tres años. "En algo tiñamos que ser afortunados no rural. Marcha moita xente, os maiores morren... ¡pero nesto vamos a ser privilexiados!", añade.
