Pensar en la muerte y todo lo que la rodea no es agradable. En ocasiones, constituye un tema tabú, lleno de miedo y supersticiones, que queremos eludir a toda costa. Sin embargo, se trata de una realidad que, tarde o temprano, nos guste o no, debemos asumir. Y mejor hacerlo con previsión para con nuestras familias.
Puede sonar a tópico, pero no por ello es menos cierto: morirse no es barato. A la pena, dolor e importante carga emocional que supone el fallecimiento de una persona, se suma el considerable desembolso económico que puede representar para familiares y seres queridos llegado tan trascendental momento.
Para hacerse una idea aproximada, el precio total de un funeral en España se sitúa en torno a los 3.500 euros, aunque si se opta por complementar los servicios básicos con otros extras, la cuantía puede dispararse hasta los 10.000 euros. Sin duda, supone un gran desembolso para los familiares si el difunto no tenía contratado un seguro de decesos. En caso contrario, las personas más allegadas tan solo tienen que ponerse en contacto con la compañía aseguradora cuando se produzca el fallecimiento para que esta se encargue de todos los trámites.
El precio medio de un funeral en Ourense supera los 2.800 euros, lo que sitúa a la capital entre las ciudades más baratas para morir. Solo en Cádiz, Albacete y Zaragoza el gasto es menor. Además, el coste en la capital ourensana es un 25% inferior a la media nacional, que alcanza los 3.700 euros según el último estudio elaborado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
Del estudio de la OCU se desprenden varias conclusiones. Existen “grandes diferencias” de precio entre ciudades. Así, por ejemplo, el importe medio de un entierro en Vigo es de 6.165 euros, frente a los 2.539 euros en Zaragoza. En otras ciudades gallegas, el precio se sitúa cerca de la media. En Lugo, el coste medio está en los 3.500 euros, mientras que en A Coruña el precio sube hasta los 3.900 euros.
El volumen de facturación de un funeral para un cliente no corresponde exclusivamente a la facturación de empresas funerarias en sentido estricto, sino que en ella intervienen hasta 9 agentes económicos diferentes. El precio final de un servicio funerario en 2021 está compuesto en un 56,7% por el valor de los servicios funerarios en sentido estricto, en un 11,7% por el valor de servicios complementarios (certificados y tasas, iglesia, coronas, lápidas, esquelas, etc.), en un 16,5% por los costes del destino final (inhumación o incineración) y en un 15,1% por impuestos indirectos (IVA)
