Cuando los viajeros llegan a consulta, los facultativos realizan una atención “total e íntegra”, explica María Sande (jefa de Medicina Preventiva en el CHUO). No solo se valora el destino para la vacunación: “También las zonas a las que van a ir, la duración de la estancia, las características del viaje y la época del año”. Asegura que, aunque los pacientes muchas veces conocen el riesgo, no siempre lo asumen “con alegría”. “A veces parecemos los malos de la película porque se van a un viaje de placer y nosotros les decimos ‘cuidado, vacúnate, tómate este tratamiento preventivo”, relata. Aquellos desplazamientos más planificados facilitan la prevención: “No es lo mismo la persona que va a estar moviéndose por distintas zonas, que a lo mejor está en la selva varios días por su cuenta, que la que va a estar solo un día en un desplazamiento perfectamente organizado”.
Destinos internacionales más habituales
Los destinos más comunes entre los ourensanos son el sudeste asiático (Tailandia, Indonesia o la India), Centroamérica y Sudamérica y países africanos como Sudáfrica, Kenia o Tanzania. “Luego está la gente que viaja por motivos laborales o la que vuelve a sus países de origen”, detalla Sande. Este viajero preocupa especialmente: “Porque si ya llevan aquí tiempo han perdido la inmunidad frente a ciertas infecciones, suelen viajar durante intervalos temporales muy largos y hacen una inmersión total en la zona”.
Las condiciones propias de los viajeros también pueden incrementar el riesgo: “Las personas inmunodeprimidas están sometidas a más riesgo de infección, y las personas con patología crónica tiene más riesgo de que la enfermedad sea grave. En ciertos casos llegamos a recomendar no viajar”.
