Los arrestados perpetraban asaltos de forma organizada en viviendas, negocios y centros sociales

La detención de ocho jóvenes esclarece una veintena de robos

Parte del material intervenido durante el registro de los domicilios de los detenidos.
Ocho jóvenes de entre 18 y 23 años, con domicilios en Amoeiro, Vilamarín y la ciudad, fueron detenidos por la Guardia Civil como presuntos autores de 24 robos con fuerza (en uno de ellos utilizaron la violencia e intimidaron a la víctima), perpetrados en los últimos tres meses.
Se trata de José R.S., de 21 años; Martín N.G., de 20; Roque G.F., de 18; Lucas G.P., de 20; Ustito R.S., de 21; José C.R., de 23; Iago D.G., de 20 años y Gabriel A.M., de 19. En la operación, los agentes imputaron un delito de robo a un noveno joven, Marcos C.A., de 25 años, con domicilio en Amoeiro, que en la actualidad se encuentra emigrado en Suiza.

De los 24 robos, 23 fueron perpetrados en viviendas, negocios y centros sociales de los municipios de Ourense, Vilamarín, Coles y A Peroxa y uno se registró en una casa de turismo rural en Agrón, en el municipio coruñés de Ames.

La investigación que desencadenó los arrestos se inició el pasado mes de noviembre cuando la Guardia Civil registró una oleada de denuncias por robos en viviendas en el extrarradio de la ciudad, entre ellos el que sufrió el día 6 de noviembre Secundino González Hermilla, de 63 años, cuando estaba solo con su madre en su domicilio de Trasalba (Amoeiro). En la vivienda entraron seis encapuchados que, tras intimidar y maniatar al sexagenario, se apoderaron de 700 euros, de un anillo de oro, un teléfono móvil y una escopeta.

Los agentes sospechan que los ladrones conocían perfectamente la zona. De hecho, la investigación la bautizaron con el nombre de Amoeiro, municipio en el que centraron durante los últimos meses las pesquisas, que comenzaron a dar fruto el pasado día 20 con la detención de tres de los acusados tras perpetrar un asalto en una vivienda de la localidad de Soutullo (Coles).

La declaración de estos tres jóvenes en el cuartel, según fuentes del instituto armado, llevó al resto de detenidos, que terminaron por confesar todos los robos.

Los jóvenes actuaban de forma organizada y se repartían posteriormente el botín que, según dieron a conocer en el instituto armado, solían vender o intercambiar por sustancias estupefacientes. Los investigadores, tras los arrestos registraron sus domicilios, en los que se incautaron de ordenadores, teléfonos móviles, amplificadores y joyas. Precisamente, algunas de las alhajas ya fueron reconocidas como de su propiedad por las víctimas. La operación continúa abierta.

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