Director de la Escuela Superior de Ingeniería Informática

ENRIQUE BARREIRO: “En galicia todavía hay prejuicios que superar con respecto a ourense'

Enrique Barreiro, en sus despacho del campus (Foto: Xesús Fariñas)
Enrique Barreiro ha vivido el transcurrir de la Escuela Superior de Ingeniería Informática desde sus inicios en el año 1991. Estos días, inmersos en los actos de celebración del XX aniversario, habla del pasado, presente y futuro de la institución que dirige.
¿Cómo está viviendo la escuela los actos del XX aniversario?

Con mucha alegría porque son unos días en los que nos hemos parado a pensar en el trabajo hecho, en la gente que ha pasado por aquí. Es una época para reflexionar y eso produce una sensación muy interesante de satisfacción por el trabajo realizado, pero también de mirar hacia el futuro, pensar cómo van a ser los próximos 20 años.

En estos 20 años, ¿han cumplido los retos planteados en un inicio?

Desde luego cuando empezamos, que fue en unas condiciones muy precarias, era difícil imaginar que pudiésemos llegar a lo que tenemos hoy. Pueden pensar que con 20 años una escuela no es joven, pero viendo que es un centro formado por recién titulados, que tuvimos que formarnos como docentes, doctores e investigadores, es poco tiempo. No había una estructura a la que engancharnos para continuar, tuvimos que crear la nuestra propia. Cuando pienso en como empezamos y hasta donde hemos llegado, la verdad es que era difícil imaginárselo.

Del grupo de profesores que comenzaron, son muchos los que todavía permanecen.

Algunos volvieron a su tierra. Del núcleo original, la verdad es que la mayoría continuamos y es de agradecer. Formar profesionales es muy caro, por eso es una pena que quien lo hace en un centro no encuentre acomodo y se tenga que ir. Pero damos gracias a que la mayoría de los que empezamos esta escuela seguimos aquí y, lo más importante, hay que reconocer que seguimos estando total y absolutamente comprometidos. No aprecio síntomas de profesores quemados entre los originales. Mantener la ilusión con la institución es vital para que un centro no se estanque y tenga vida.

¿Apego por ver nacer y crecer a la criatura, quizás?

Sí, algo de eso hay. Aquí empezamos de cero. Inventarnos todo desde el principio hace que, efectivamente, tengamos la sensación de un ser que hemos criado. La sensación de pertenencia es muy fuerte. No digo que seamos una familia, porque ni todos tenemos que ser amigos, pero existe una cultura corporativa de amor por la escuela y respeto por lo que estamos haciendo. También, y es algo que quedó claro en los actos de XX aniversario, entre los alumnos. Para nosotros es muy importante mantener contacto con ellos porque al final son nuestras mejores tarjetas de visita y nos recomendarán en un futuro.

Aunque sea una escuela joven, la Informática de entonces y la actual no tienen nada que ver.

Hace poco encontré el plan de estudios del año 1991 y fue fácil quedarme a cuadros. Lo fundamental se mantienen, como en toda ingeniería. En programación o sistemas operativos -la base de la informática- hay unos parámetros que obviamente no cambian. Pero una vez construida esa base, la tecnología de encima varía a una velocidad tremenda. Por eso, confeccionar un plan de estudios es una tarea compleja, en poco tiempo corremos el riesgo de quedarnos obsoletos. También es cierto que no tenemos que correr tras el mercado porque lo realmente importante es que el alumno tenga una base conceptual, que domine conceptos matemáticos, físicos y teóricos de su disciplina. Es imposible que en cuatro años de carrera enseñemos todo lo que hay. En ocasiones a las universidades se nos echa en cara eso y los empresarios también deben asumir, en la parte que les toca, la formación del alumno que entra al mercado laboral. En este sentido, los planes de estudio deben ser lo suficientemente flexibles para adaptarse a las demandas del mercado.

Además, hoy en día estamos en un época de cierta reinvención de la Universidad. ¿Cómo ha sido el proceso de adaptación de la escuela al plan Bolonia?

A veces al equipo directivo nos echan en cara que nos lo hemos creído demasiado. Por ejemplo, Bolonia dice que el estudiante universitario debe trabajar entre 35 y 40 horas por semana, incluyendo las clases. En Informática tenemos una normativa que obliga a los profesores a consultar semanalmente al alumnado información sobre cuántas horas han dedicado a la carrera. Con esos datos podemos saber si estamos exigiendo de más o de menos. Es algo que sólo hacemos nosotros, pero nos permite saber dónde estamos. El sistema de clases magistrales ya se ha acabado. No es un paso fácil, porque implica cambiar radicalmente el paradigma docente. Hemos detectado que los resultados docentes han mejorado, pero que en los primeros meses de la carrera ha aumentado el porcentaje de alumnos que abandonan, luego ya no tanto. El que se va, se va al principio, pero los alumnos salen formados de modo más integral.

A usted como director, ¿a dónde le gustaría que llegase la escuela?

Principalmente, tenemos que terminar de implantar bien Bolonia, es lo primordial. Todavía nos queda un paso muy importante, en el que a mí me tocará en la base porque termino mandato en mayo: poner en marcha el máster de Ingeniería Informática, sustituto del antiguo segundo ciclo. Además de formar buenos empleados, me gustaría hacer calar en el alumnado que la aventura de poner en marcha su propio proyecto empresarial es una opción tan válida como la de buscar trabajo. Si consiguiese que todos los años dos o tres alumnos decidan desarrollar su propia empresa, sería el director más feliz de toda la universidad española. Y que, además, se queden aquí y ayuden al desarrollo económico de la provincia.

En relación al carácter emprendedor dentro de la provincia, ¿se podría decir que hoy el centro del mundo está en todos lados?

Claro, claro. Que conste que en Galicia todavía hay muchos prejuicios por superar. Presentarte diciendo que vienes de Ourense, sigue provocando sorpresa. Parece que desde Vigo a Santiago no cuesta desplazarse y sí hacerlo a Ourense. Hay empresas aquí cuyos clientes son, en mayoría, de fuera. Para eso trabajamos en el sector tecnológico y estamos en el año 2011. Ourense puede ser un sitio tan bueno como cualquier otro para poner en marcha un proyecto.

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