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Entre pinceles, a los 75 años

Carmen Vaamonde posa acompañada de los dos últimos lienzos que empezó en el taller de pintura (MIGUEL ÁNGEL).
photo_camera Carmen Vaamonde posa acompañada de los dos últimos lienzos que empezó en el taller de pintura (MIGUEL ÁNGEL).

Después de probar diversas manualidades, Carmen Quintas se atrevió con las clases de pintura. En poco más de un mes, acumula ya cuatro lienzos terminados y dos en proceso. "Poco a poco, pero me encanta". 

A sus 75 años, Carmen Quintas descubrió una nueva pasión: la pintura al óleo. Sin haber cogido un pincel en su vida, en poco más de un mes acumula cuatro lienzos terminados y dos en proceso. "Hizo más cuadros que el resto de los compañeros", explica su nieta, Paula González.

Ambas compartieron clase en el curso de pintura de la Universidad Popular de la ciudad, promovido por la Concejalía de Educación. El taller, que arrancó el pasado mes de febrero y terminó en la jornada de ayer, fue una excusa para salir de casa. "Desde que perdí a mi marido hace tres años me costaba salir de casa", señala Quintas. Por eso, su nieta no dudó en animarla: "Me decía que ella sola no se atrevía, así que le dije que yo también me apuntaba al curso, aunque tampoco había hecho pintura nunca". Pero desde que las clases empezaron, las dudas de su abuela se disiparon por completo. "Se la ve muy animada, muy desenvuelta con el profesor -Manuel Penín- y con el resto de compañeros, además de tener mucha energía y ganas de hacer más cosas", comenta González.

El aprendizaje fue "fácil", según cuenta Quintas: "Fácil porque Manuel lo da todo fácil y porque te apoya mucho, aunque lo que hagas no esté perfecto". Su amplia y variada producción da buena cuenta de lo aprendido: un retrato de una mujer, una pareja caminando bajo un paraguas, un árbol con un gato subido... "Primero hacemos el dibujo y luego lo pasamos a la tela, repasamos con clementina y pintamos con los óleos", explica.

Además de trabajar, en el taller también hubo hueco para las risas entre compañeros. "La primera vez que tenía que firmar, mi abuela quería que Manuel le firmase porque decía que no le iba a quedar bien su nombre", dice su nieta. Aunque ayer se terminó el curso, Quintas se lleva deberes: "Me quedan dos cuadros por acabar que tengo pensado terminar en casa". Cuatro de las obras ya tienen destino: dos para decorar dos mesillas de noche de su casa, y otros dos para su hijo.


Futuro


Quintas ya está pensando en el siguiente paso. "Estoy apuntada para el curso de pintura que empieza en mayo, si me cogen estaría encantada la verdad", asegura.

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