EL CLÁSICO EN OURENSE

Escudos y camisetas en la barra del bar

21.03.15.OURENSE.CAFE.TORGAL.PREVIA.MEDRID.BARSA.
photo_camera Jacobo, Mauro, Alberto, Nacho, Fraguas, Carlos, Óscar y Portela, inmortalizando con un selfie en el Torgal su análisis del Clásico. (MARCOS ATRIO)

Hablamos con una de las decenas de centenares de pandillas de Ourense que se reunirán esta noche para vivir el Barcelona-Real Madrid

"Os vamos a meter cinco", bromea Jacobo, perteneciente al sector blaugrana de una de las decenas de centenares de pandillas ourensanas que se reunirán esta noche en los casi mil bares de la ciudad para vivir el Clásico. Un serial mítico, con episodios como el triplete de Messi "en su primer gran partido" o Xavi dando el triunfo al Barcelona –"tras cinco años de desastre, ahí fue nuestro resurgir, empezamos a asomar la cabeza"-; que encuentran debida respuesta en el 0-2 en el Camp Nou –"aperitivo de la Novena", rememora Portela- o la carrera de Bale para ganar la Copa del año pasado. Porque los Barcelona-Real Madrid son, más que partidos, recuerdos insertados en la memoria colectiva de los aficionados, que van desde lo general a lo particular.

Como esas "hamburguesas casi carbonizadas" de la barbacoa con la que este grupo de amigos vivieron en la Semana Santa del 2011 la Copa del Rey, título con el que "empezamos a romper la dictadura del Pepteam", se felicita Nacho, de un ala blanca que con ánimo provocador pone encima de la mesa del bar el famoso pasillo culé al Real Madrid campeón de Liga en el 2008. Mientras apura la caña, Mauro espanta el recuerdo: "Eso fue una tontería, algo que tenía que pasar y ya está. Duele mucho más perder una final".

Partidos decisivos que, cuando caen del lado del club de Chamartín, agitan el teléfono de Alberto: "Siempre que gana el Madrid, me llama mi tío para vacilar. Da igual que no le coja una, dos o tres veces; el maldito me llama al móvil, a casa, al bar o a donde haga falta".

Son esos lazos familiares, de hermanos mayores, padres o madres, los que acaban siendo en muchos casos la génesis de la querencia por uno u otro escudo en la infancia. Luego llegará la prueba de fuego del colegio: "En el Curros Enríquez solo éramos del Barça Luis y yo", señala Jacobo; misma situación que en su caso disfrutaba el madridista Carlos en As Lagoas. "Es una cuestión generacional", analiza David, culé y dueño del Torgal, once años mayor que la media de la pandilla y que pone a Cruyff como punto de inflexión en el eje Barça-Madrid: "Las Copas de Europa de finales de los 90’ girarían el péndulo al otro lado, y con Guardiola se volvería a voltear. En las victorias se venden muchas camisetas". Equipaciones como la de Meho Kodro, que el propio David correría a comprar al día siguiente tras el doblete del delantero -"Lo único bueno que hizo el pobre", lamenta-.

Ambiente de Clásico

Precisamente, esas mismas camisetas "escondidas debajo de las sudaderas", casi con aire furtivo, son las que mejor describen para esta pandilla la previa de un choque como el de hoy. "Aquí en Ourense son clave las dos horas antes del partido. Las sensaciones, los nervios, llegar al bar con mucha antelación -estos partidos son para vivir todos juntos-, el primer uyyyyy..." destaca Fraguas, para el que el duelo de esta noche presenta análisis y pronóstico incierto: "Parece que llega mejor el Barcelona, pero en estos partidos puede pasar cualquier cosa". Suena a cliché, pero todos coinciden, antes de empezar a recitar el desfile de nombres que pueden marcar el partido. Cristiano, Piqué, Modric, Neymar, Bale, Rakitic... y el 10: "Ronaldo es un grandísimo jugador, un crack, pero Messi es mucho Messi. Si él quiere..."

También hay mayoría a la hora de esperar un partido "tranquilo". "Ese ambiente de crispación, que se vivió en la tormenta de Clásicos en el 2011 ya es historia, afortunadamente", destaca Óscar, crítico con la figura de Mourinho.

Ahora queda el debate Casillas-Keylor, la mentalidad ganadora blanca "tipo Alemania", las contras blaugranas, lo que pueda hacer Kroos -"ahí nos jugamos mucho", plantea Nacho-, la potencia de ambas delanteras y, omnipresente, la pasión por los colores: "El Madrid es ganar en primavera, y la primavera empieza este fin de semana" recita mordaz Carlos.

Pase lo que pase, para mañana quedará la digestión del marcador, un trámite complicado para los caídos. Como para el progenitor de David en el célebre 2-6. "Mi padre es muy del Madrid. Tras acabar el partido me llamó mi madre y me pidió que, por favor, no fuese a comer a casa al día siguiente".

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