Calabazas, zombies, meigas y vampiros llenaron ayer las calles y espacios comerciales de la ciudad. Niños y mayores disfrutaron de la festividad del Samaín, una tradición celta recuperada en los últimos años.

El espíritu del Samaín toma la calle

Durante el pasado fin de semana, los comerciantes de la Praza de Abastos, especialmente los más jóvenes, se volcaron en convertir el emblemático mercado en un pasaje del terror.
De esta manera, con motivo de la festividad del Samaín, desde el lunes, telas de araña cuelgan del techo e invaden los puestos de venta, el humo empaña el ambiente y figurantes espantosos asombran a clientes y visitantes.

Dando un paseo por la plaza ayer, día grande, se podía contemplar a pescaderos zombies, carniceras psicópatas o meigas de la fruta despachando sus productos, mientras sacaban la sonrisa y algún que otro susto a los ciudadanos que no quisieron perderse este particular guiño a la tradición celta que hizo el recinto comercial, demostrando que 'sigue teniendo vida y atrae a gente joven', según señaló su presidente, Emilio González Iglesias.

Los más atrevidos entraron en una zona terrorífica, donde ojos, vísceras, corazones y otras partes mutiladas de animales se confundían en la oscuridad.

La celebración del Samaín continuó por la tarde en otras partes de la ciudad. En la Praza da Imprenta, decenas de niños participaron en un taller organizado por el Concello, junto a las asociaciones Amencer y Cidade Vella, y la agrupación de artesanos; en cual aprendieron a vaciar, tallar y decorar calabazas, símbolo de esta celebración.

Con las originales hortalizas ya listas y, tras haber anochecido, los más pequeños, algunos disfrazados, desfilaron por las calles del casco histórico de la ciudad.

Te puede interesar