REPORTAJE

La fe no entiende de distancia

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Los párrocos de la provincia se alían con las nuevas tecnologías para mantener el contacto con la comunidad, adaptando ritos y costumbres al estado de alarma

Han tenido que adaptarse. No hubo otra opción porque el coronavirus no entiende de días grandes. Los párrocos de a provincia cierran la Semana Santa más extraña de sus vidas. Los experimentados y los noveles, los de ciudad y los de la zona rural. Todos, sin excepción. Eucaristías sin feligreses y preocupaciones que no llegan desde el banco de al lado, sino desde un chat de Whatsapp. Pero, todo, con el objetivo de seguir prestando ayuda a los fieles en una situación que se prolongará más allá de este Domingo de Resurrección. "Se trata de hacerlo de forma diferente", coinciden. 

Cada uno con sus peculiaridades, muchas propias del territorio que abarcan. Pero también con denominadores comunes que marcan su día a día. A la mayoría les quedará marcada la soledad de los entierros en tiempos de cuarentena. También comparten la preocupación por el "día después" y el repunte de las personas que contactan con las parroquias para pedir ayuda.

Iglesias vacías y celebraciones privadas. Así gestionan la fe los curas ourensanos. Abrazando las nuevas tecnologías, cambiando visitas por llamadas y rezando por ellos, por los suyos y por todos mientras miran el calendario confiando en que la batalla acabe lo antes posible.

Leonardo Lemos, obispo de Ourense: “Veo heroísmo en la sociedad"

La imagen del obispo de Ourense, Leonardo Lemos, dirigiéndose a una catedral sin fieles es una de las imágenes que marcan esta Semana Santa. Pendiente de muchos, también de él mismo y de los suyos, vive los días grandes de la Iglesia católica entre el contacto y el recogimiento. El cuidado de sus padres, de 91 y 92 años, ("mis viejiños") marca el día a día del obispo, que incluye una mañana para tratar asuntos de la diócesis, una tarde para la familia y una noche para él. "Acudo a la capilla del Obispado y siento una gran paz. Me quedo hasta cerca de las dos de la mañana", afirma.

Ourense. 09/04/2020. Misa en la catedral por el jueves santo con aforo limitado por el estado de alarma por el Covid-19.Foto: Xesús Fariñas

Eustaquio Barbosa (A Peroxa): "El WhatsApp me vale la vida para seguir en contacto con los feligreses"eustaquio_barbosa_resultado

A sus 71 años, Eustaquio Barbosa no puede recorrer como haría cualquier otra Semana Santa las 12 parroquias que lleva en el concello de A Peroxa. Pero, a grandes males, grandes remedios. El párroco abrazó virtualmente el siglo XXI para mantener el contacto con sus fieles. "Es importante que nos comuniquemos, y que lo hagamos grupalmente. Cree un grupo de WhatsApp de cada parroquia, y también entre los cursos de catequesis. Es un medio para decir mensajes concretos, por ejemplo para compartir las celebraciones que se emiten por televisión, mandar canciones o, el pasado Domingo de Ramos, explicar cómo hacer las palmas en casa", recuerda.

Párroco desde 1975 "es la primera vez en mi vida que estoy tanto tiempo sin celebrar una misa con fieles. Dentro de lo malo, esto puede ayudar a recuperar a las familias, su relación", desea Barbosa, que confía en volver a visitar, sobre todo, las residencias de mayores. Lo que más echa en falta.

Óscar Martínez (Verín): "Lo que más me está costando son los entierros sin apenas familiares. Es duro"oscar_martinez_resultado

Lejos de la actividad frenética de hace solo 12 meses. Así vive la Semana Santa Óscar Martínez, desde la unidad de atención parroquial de Verín y sus ocho parroquia. "Enviamos material a nuestros feligreses para que puedan vivir las celebraciones en la medida de lo posible. Es también una oportunidad porque, quizá nunca los sacerdotes podamos vivir la Semana Santa con tanta calma y tranquilidad, para poder profundizar nosotros en el misterio.  Que siempre estamos corre que corre", recuerda.

Nota a sus parroquianos animados a pesar de las circunstancias. "La gente mayor tiene cierto miedo, la de media edad cansancio y los niños son los que mejor lo viven. Procuro ir hablando cada día con alguno de mis feligreses". 

Lo que más siente Martínez es "enterrar a gente sin su familia. Es lo que más me está costando. Fallecen al medio día y por la tarde están enterrados. Es una situación muy compleja".

En su pensamiento, una reflexión sobre "qué nos vamos a encontrar después, cuando esto pase". Al obispo Lemos le preocupa la situación de la sociedad, empezando por los que menos tienen. "Ves que las personas que acuden a Cáritas pasaron de poco más de 200 al medio millar. Da que pensar".

Pero, en las dificultades, alaba la respuesta social que ve de primera mano. "Te das cuenta de que la sociedad no está tan enferma como nos decían, que hay mucho heroísmo entre la sociedad".

Alberto Diéguez (A Inmaculada): "Hacía mucho tiempo que no rezaba tanto y vivía la fe desde el interior"alberto_dieguez_resultado

Hacer de una crisis una oportunidad. Es la meta que se ha fijado Alberto Diéguez, párroco de la Inmaculada de Montealegre para días "muy distintos, raros y hasta diría que parecen de película. Pero también nos puede servir como enseñanza: la fe hay que vivirla desde el interior y no solo como comunidad. Hacía mucho tiempo que no rezaba tanto", destaca.

Diéguez combina el trato con los feligreses a través del teléfono con una necesidad de desconexión. "A veces me sobra el móvil, la tablet y lo digitial. Donde encuentro la paz es en la oración". Mientras confirma de primera mano que "algunos decían antes 'la misa que aburrida es'. Y ahora tienen ansia de acudir a misa".

Entre las preocupaciones, el repunte de la pobreza. "Es lo que me sobrepasa. Aquí, cada día, una o dos familias acude a Cáritas. Al principio de la crisis teníamos 65 familias. Ahora, pronto llegaremos a las 100 y con el almacén vaciándose", señala el párroco.

Benito Sieiro (O Carballiño): "Me quedo con la gente que ayuda, que crea un clima de solidaridad"benito_sieiro_resultado

Nació el primer día del año 1937. Le contemplan 83 años y, salvo alguna pequeña operación, "nunca había dejado de oficiar misa delante del pueblo durante tanto tiempo. La oficio en casa, eso sí". Benito Sieiro conoce y es conocido en O Carballiño. Es de los que, reconociendo lo complicado de la situación, se queda con los 'brotes verdes'. "En estos momentos es cuando la solidaridad y la buena voluntad aumentan. Me quedo con a gente que ayuda a comprar a aquellos que no pueden salir de casa, a los voluntarios de Cáritas creando un ambiente de caridad. Es lo principal".

La recomendación del párroco es clara: "Hay que aceptar lo que nos mandan aquellos que más saben para frenar esta enfermedad mundial, En general se está cumpliendo. Me pongo delante de la iglesia de A Veracruz y no se ve una sola persona por la calle Mientras, las relación con los feligreses, a través de los medios de comunicación".

Néstor Álvarez (Baltar): "A ledicia que lles da ós maiores recibir a visita dun neto ou un fillo non chegou"nestor_alvarez_resultado

Néstor Álvarez, a sus 34 años, es uno de los curas jóvenes de la provincia. Tiene su centro de actuación en Baltar, aunque también se encarga de una parroquia de Calvos de Randín. "Nos pobos se leva mellor. Saen á finca e é máis sencillo levar o confinamento. Por aquí de momento non temos casos de contaxio, pero a xente maior asústase. A Semana Santa era un motivo de alegría porque volvían fillos e netos a pasar as vacacións e agora... teñen que estar solos. O entenden pero é unha pena".

Álvarez se esmera por mantener e contacto aunque sea más por lo auditivo que por lo visual. "Hai compañeiros que fan vídeos pero a min dáseme moi mal. Estos días chamo moito por teléfono e recibo moitas chamadas. Nesta zona hai bastante xente que está sola e é necesario", afirma.

Lo peor, y es una nota predominante en sus compañeros, los entierros en soledad. "É horrible. O que peor levo con moita diferencia".

Jorge Estévez (La Asunción): "La caridad con los más necesitados no está en cuarentena en las parroquias"jorge_estevez_alvarez_resultado

A la hora de realizar la eucaristía, Jorge Estévez cambió a sus feligreses por su familia. "Estamos cinco en casa y hago aquí las celebraciones. Son unas circunstancias nuevas. Tenemos la obligación de seguir rezando por los fieles. Creemos en el valor de la celebración, aunque sea sin pueblo", afirma.

Por eso animó a los parroquianos de la Asunción a implicarse con las nuevas tecnologías para seguir implicados. "Hoy en día hay mil posibilidades para que sigan la eucaristía. Les he invitado a que participaran porque ahora se juntan dos dolores distintos, el de la situación que vivimos con tantos muertos y enfermos, y el de no poder celebrar la fe".

Donde no baja la guardia es en ayudar a las familias con mayor necesidad. "En las parroquias no se ha puesto en cuarentena la caridad. A pesar de las dificultades y el reto que supone, hemos organizado el reparto para que las familias tengan lo fundamental para vivir a través de Cáritas".

Tomás Delgado (Xinzo): "Es Semana Santa pero casi no lo parece. Falta algo. Ver la iglesia vacía..."tomas_delgado_resultado

"Es una Semana Santa que casi no lo parece. Es mucho más solitaria y personal. Falta algo. Ver la Iglesia vacía... es una sensación rara", señala Tomás Delgado, párroco de Xinzo y arcipreste de A Limia. Una situación que se prolongará más allá de este Domingo de Resurrección y que obligará a mantenerse en contacto con los fieles de forma diferente a la habitual."Llamo a la gente más cercana, a los enfermos. La relación es de tu a tu pero no de cara, por teléfono. Ayuda a valorar mucho el sentirse acompañado por la gente. Ahora tenemos tiempo para pensar y ver qué es lo importante".

Delgado tiene claro que esta crisis marcará a los ciudadanos de una forma especial. En este mundo en el que creíamos que éramos dueños de todo, nos damos cuenta que somos muy frágiles. El coronavirus marcará en la vida de cada persona, con fe o sin fe, un antes y un después. Y confío en que cambiemos a mejor", señala el arcipreste de A Limia.

Manuel Rodicio (Allariz): "¿Qué pasa con las comuniones de este año? Nadie puede programar nada"manuel_rodicio_resultado

Manuel Rodicio, párroco en Allariz, sabe lo que es lidiar con situaciones difíciles. Fue misionero en Ecuador y tras el gran terremoto de 2016 ofició misas en plena calle. La lucha ahora es otra, pero requiere de la misma capacidad de adaptación. "Tengo una ventaja y es que estoy en un convento de monjas clarisas y hago la celebración con ellas. Con los feligreses, grupos de WhatsApp. Ya en la zona rural comenzamos a utilizarlos antes de esta situación. Y con los grupos de catequesis, que nos dan juego para mantener la relación. Una madre me preguntaba qué pasa con las comuniones. Nadie puede decir nada. Vivimos al día. No se puede programar nada".

Rodicio apuesta por mantener los vínculos sociales, con mayor motivo en el estado de alarma. "Tenemos medios que ni soñábamos hace años. Es clave establecer contactos, que nadie se sienta solo en esta situación. Precisamente por eso los entierros ahora me desgarran el corazón".

Adrián Rodríguez (Ourense): "No todo es hacer y organizar, también es importante rezar y orar en soledad"adrian_rodriguez_resultado

El estado de alamar ha hecho que Adrián Rodríguez aún no sea oficialmente sacerdote. "Soy diácono todavía. A raíz del coronavirus se aplazaron las ordenaciones. Pero soy un afortunado porque estoy yendo a la Catedral a celebrar con el Obispo. Sí es cierto que se nota la falta del pueblo. Entre todos formamos la Iglesia y se echa de menos. Pero las celebraciones mantienen intacto su sentido Son días de estar más cerrados y quietos, que permiten rezar más por los fieles". 

Aunque sus responsabilidades aún no son tan grandes como las de otros compañeros, estar en la capital le permite hacerse una idea exacta de la importancia de la labor solidaria."Está aumentando la gente que acude a la puertas de las parroquias a pedir ayuda. En el caso del comedor, se está duplicando el número de usuarios. Por su situación personal, gente mayor, faltan personas que normalmente colaboran, y aumenta el número de personas que necesitan ayuda".

Ramiro Willy López (O Carballiño):"¡Qué no se olviden de sus sacerdotes! Hay medios para mantener los lramiro_willy_resultadoazos"

Con un ojo y mitad del corazón en cada lado del Atlántico. Así está Ramiro Willy López, natural de Bolivia y párroco en O Carballiño. "Tengo familia allí y también sufro el dolor profundo. Además a situación en Bolivia es distinta, con menos servicios médicos y eso me provoca preocupación".

Mientras, en su labor diaria, las diferencias son notables. "Una de las cosas bonitas para nosotros en estar en ese silencio profundo, dejando la gran actividad que tenemos normalmente. Nos hace reflexionar. Y en la relación con los feligreses, intentamos acompañarles a través de la televisión y la prensa. ¡Que no se olviden de sus sacerdotes! Hay que mantener los lazos", señala.

López confía en que el estado de alarma se prolongue lo menos posible."Son situaciones difíciles. Si poco a poco esto se supera, los mayores quizá tampoco puedan venir todavía porque seguirán siendo grupo de rieso. Tenemos que asistirles en su fe igualmente".

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