La segunda fase de las obras de la carretera de Seixalbo (OU-105), que cambian la ordenación del tráfico en el entorno del tanatorio, con la construcción de una rotonda, aceras para peatones y carriles bici, ya están totalmente rematadas después de meses de retrasos por la crisis de materiales y atascos que complicaron una de las principales arterias de conexión entre la ciudad y el Polígono. Este, según la Xunta, es el “punto de partida” de un cambio de paradigma en la ciudad con una apuesta por la movilidad sostenible, con más de 10 kilómetros de sendas y un itinerario peatonal que cruzará de norte a sur la urbe.
La conselleira de Infraestruturas e Mobilidade, Ethel Vázquez, visitó ayer el estado final de las obras, pidiendo disculpas por el retraso que achacó a la crisis de materiales. Destacó la mejora en la seguridad vial con una inversión de más de un millón de euros en un tramo de 350 metros, que se complementa con los más de 800.000 euros invertidos en la primera fase, ya en el entorno del núcleo de Seixalbo hasta O Cumial, hasta sumar un total de 1,8 millones en la reforma de la OU-105, que ha sufrido una “transformación global”. Las obras de esta segunda fase tuvieron una “actuación intensa” con una glorieta de 26 metros de diámetro, con la que se da acceso al tanatorio, y un carril central de espera con acceso a la rúa do Canizo, que pasa a ser de sentido único. Para los peatones, se mejora la seguridad vial con una senda a lo largo de la carretera hasta llegar a Seixalbo, iluminación, regulación semafórica y carriles bici.
Nuevos proyectos
Más allá de esta obra, Vázquez avanzó que la Xunta empezará en las próximas semanas el itinerario peatonal y ciclista en la propia OU-105 enlazando con esta actuación en Ponte Sevilla. En total, habrá 10 kilómetros de sendas nuevas con una inversión de hasta 8 millones, con dos tramos en la OU-536 en A Rabaza y la avenida de Ponferrada y dos itinerarios en Montealegre y Valdorregueiro. La gran apuesta del eje de movilidad sostenible será el itinerario que conectará de norte a sur la ciudad, con 5,2 kilómetros de longitud y 4,5 millones de inversión, desde la intermodal hasta Seixalbo, la obra ahora considerada como “punto de partida”.
