Fortes, hijo de una paciente con alzhéimer en Ourense: “A enfermidade cambiounos”

Una usuaria de los talleres de Afaor lee un libro (Foto: Martiño Pinal).
photo_camera Una usuaria de los talleres de Afaor lee un libro (Foto: Martiño Pinal).

Hace seis años, a la madre de Xesús Fortes le diagnosticaron alzhéimer. De la noche a la mañana, la familia creó una sólida red de apoyo, se formó, preguntó y buscó ayuda para aprender a acompañarla y a combatir el progresivo avance de la enfermedad. 

En los momentos más difíciles de una persona, sus seres queridos cierran filas a su alrededor. Así sucedió en la familia de Xesús Fortes, cuando hace seis años los médicos le diagnosticaron a su madre la enfermedad de Alzheimer. “Foi un shock. Cambiounos a vida nun momento. Miña nai é viuva, vivía sola, e nese momento tivemos que elaborar un plan a toda présa”, explica. 

El veredicto llegó después de que sus hijos notasen un bajón anímico. “Notamos que non era a mesma, así que fomos á súa médica de cabeceira, e ela xa a derivou a Neuroloxía. Aí chegou o diagnóstico con esa temida palabra”, recuerda. Entonces, la familia comenzó a buscar información en su entorno, en lecturas o entidades como la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer (Afaor). Sus hijos y nietos tejieron una red de apoyo clave: “Todos nos implicamos para activar a rede, había que afrontar a realidade. Os netos que viven fóra comezaron a chamala a miúdo para que non se esquecese deles. Consideramos que manter o fío emocional ca xente que a quere é moi importante”. En el barrio, avisaron de la situación a los comerciantes que la conocían, para que supiesen actuar o ayudarla en caso de necesitarlo.

Hace dos años, la familia acudió de nuevo a Afaor, ya que el deterioro había avanzado. “Durante a semana vai polas tardes aos obradoiros, que lle veñen moi ben para socializar. Os xoves non, ese día deixámolo para que vaia á súa perruquería de toda a vida e damos un paseo xuntos. Pensamos que é un hábito importante de manter”, detalla. 

Fortes habla de los beneficios de las actividades de estimulación cognitiva, aunque la enfermedad no frena. “Empeza a perder funcións de mobilidade, de fala, de memoria… Pero seguímola desfrutando, aproveitando o tempo que temos. Ela poderá non saber quen somos, pero nós sabemos quen é ela”, recalca. 

También pone en valor el papel de las asociaciones como Afaor: “Temos moita sorte de ter este servizo, con profesionais tan comprometidos. Pero hai moita xente desta provincia, de zonas rurais, que non conta con esta posibilidade”

La soledad de los mayores dificulta la detección precoz de la patología

Antes del diagnóstico, Xabier Fortes y sus hermanos detectaron múltiples indicios de que algo había cambiado en su madre. “Estaba o baixón anímico, pero tamén había cambios no seu fogar. Cousas que estaban en sitios onde non debían estar, desaxustes estomacais… Había moitos indicios de que algo estaba pasando”, recuerda. Apreciar estos cambios los llevó a consultar a su médica, lo que permitió diagnosticar la enfermedad. Por eso es clave el papel del círculo cercano a la persona: sus seres queridos son los primeros en dar la voz de alarma y buscar ayuda. 

En ese sentido, Fortes habla de las dificultades de los mayores que viven solos, en zonas poco pobladas. “Quizais no mundo rural, antes, non era necesario que alguén vivira acompañado para que os demais detectasen que algo pasaba. Pero agora, co mundo rural tan baleiro que temos, non é nada fácil, a enfermidade logra ocultarse”, apunta. 

La soledad es un factor decisivo en todas las fases del alzhéimer, no solo en el momento del diagnóstico. Antes de desarrollar la patología, el aislamiento es un factor de riesgo, ya que la persona deja de interactuar con los demás y, por tanto, de mantenerse activa. Una vez se detecta, la soledad también es decisiva porque puede acelerar el avance de la afección.

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