La situación provocada por la presencia de ratas en el Casco Vello de Ourense ha llegado al límite. En uno de los pisos alquilados en un edificio de la rúa Pizarro, los inquilinos pusieron fin al arrendamiento y abandonaron la vivienda hace dos semanas. “La situación es tan grave que las ratas trepan por la fachada posterior impidiendo a los inquilinos abrir las ventanas”, señala la propietaria, que aporta fotografías en las que denuncia la “falta de limpieza de la vía pública, con contenedores sin recoger en varios días, y el abandono de la finca colindante”, algo que acreditan también en uno de los pubs: “Llegas a primera hora de la noche y aún está toda la basura de la noche anterior”.
La arrendadora reclama 146.000 euros, ya que el Concello es “la administración responsable subsidiaria” de que se esté incumpliendo la ordenanza de limpieza. Por un lado, pide 20.900 euros por la renta que ha dejado de percibir hasta noviembre de 2027 (fecha de vencimiento del contrato) de los vecinos que se acaban de marchar, y otros 2.160 euros por los otros tres pisos, a los que se les ha suspendido temporalmente el contrato. A esto se une la depreciación del inmueble (123.000 euros).
