El centro penitenciario de Pereiro mantiene actualmente a ocho internos en cuarentena. Hasta ayer eran ocho pero uno pasó al módulo tras dar negativo en la prueba del coronavirus . El resto ni tan siquiera son sospechosos pero deben seguir el protocolo establecido por Instituciones Penitenciarias al proceder del exterior y ser un colectivo muy expuesto: tres regresaron de permiso, otros tres acudieron para cumplir la condena y dos llegaron desde el CHUO, a donde acudieron por otras dolencias. Hasta la fecha, la cárcel ourensana no registró ningún contagiado. El único sospechoso, por presentar síntomas, dio negativo .
El personal penitenciario se ha organizado por turnos para limitar la presencia física en el centro, mientras que la pandemia ha provocado que se suspendan las comunicaciones vis a vis, las visitas y los permisos ordinarios a los reclusos. Esta situación, según el director, Francisco González, no está provocando tensiones hasta la fecha. "Lo han entendido bastante bien", asegura.
Las llamadas telefónicas al exterior han pasado de 10 a 15 a la semana (cada una tiene un máximo de 10 minutos). En caso de que algún preso tenga dificultades económicas, el penal asume el coste de las llamadas.
La cárcel está pendiente de que la UME acuda para labores de desinfección -hasta ahora la realiza una brigada de internos en barandillas, pomos y llaves de luz- y la recepción de mascarillas por parte de la Secretaria General de Instituciones Penitenciarias. Según la dirección, no falta material porque se habían equipado antes de que el Gobierno central decretase el estado de alarma.
El director destaca "la labor de los profesionales para que todo funcione correctamente; el servicio médico está dando un plus para mejorar la atención sanitaria" y valora "el buen comportamiento de los internos e internas en estos duros momentos".