A las pocas frecuencias y el servicio deficiente entre la ciudad y O Barco se suma ahora la clausura de la línea férrea hasta julio. Esta es la crónica de un viaje marcado por el enfado de los usuarios, que exigen información y compensaciones
Desde el lunes, para viajar en tren a Monforte hay que entrar en la estación de autobuses. En realidad, no hay tren. En el tramo entre Ourense y la capital de la Terra de Lemos no circulan convoyes. Los trabajos de reelectrificación entre ambas estaciones, que lleva a cabo Adif, clausuran la línea hasta julio de 2023.
Para salvar el tramo cerrado al tráfico, Renfe dispuso un servicio alternativo de transporte de viajeros con autobuses y taxis. En la estación intermodal de Ourense, una hilera de pasajeros resignados sube a uno de los dos autocares que reemplazan el Regional Exprés con destino Ponferrada.
Al entrar ya se palpa que el ambiente no es bueno. En el fondo del vehículo un grupo de pasajeros discute airadamente con el revisor. Mario Martínez es uno de los que protesta. Cogió un Alvia desde Madrid, y en Ourense debía hacer transbordo al Regional Exprés. “Cobrar 80 euros para luego ir en autobús… Es una gracia”, ironiza.
Los precios, iguales
A pesar de los inconvenientes que genera la situación, Renfe no baja los precios. Para viajar de la ciudad a Monforte con Renfe en autobús hay que pagar 5,40 euros, tal y como reflejan las ofertas en su venta en línea. Es la opción más económica, la del Regional Exprés. Si se adquiere un billete de Alvia el importe puede alcanzar los 8,90 euros, a pesar de que el servicio es exactamente el mismo. Sin embargo, se puede ir a Monforte en la línea de autobús regular, que supone un pago de 4,05 euros y de 1,82 si se posee la tarjeta de transporte de la Xunta. La operadora ofrece servicio de bus a precio de tren.
Algo similar sucede con los viajes a una de las grandes villas de la provincia, O Barco. El precio del Regional Exprés es de 10,80 euros, mientras que el de la línea regular de autobús es de 8,6 euros y 3,87 con la tarjeta de transporte.
Aun así, quienes tengan en su poder un billete sacado con antelación solo pueden cambiarlo o anularlo de manera anticipada “si las nuevas condiciones de viaje no se ajustan a las necesidades de los viajeros”, tal y como refleja Renfe en su página web. Es algo que, de hecho, se puede hacer normalmente sin que tenga que cruzarse ningún imprevisto.
Falta información
Los viajeros no solo protestan por sus carteras, sino que también lo hacen por la falta de información. Mario se queja: “No nos han avisado”, dice, mientras el autocar serpentea por la carretera N-120 rumbo al alto da Guítara.
El autobús llega a la estación de Monforte. La hora no varía demasiado de la habitual, y un par de empleados de Renfe guían a los pasajeros hacia el tren que completará el trayecto hasta Ponferrada.
Sin embargo, Elena relata un trato diferente en Ourense. Ya con el Regional en marcha, relata que al llegar a Ourense desde Santiago “el revisor nos dijo que los que teníamos que ir a Monforte y Ponferrada debíamos cruzar a la vía 4”. Se apeó del convoy y se dirigió al lugar indicado con el fin de tomar su tren a O Barco. “Me paró una chica, porque yo iba a la vía 4. Fue cuando nos llevó al autobús”, narra. Pero ni siquiera ella le explicó la situación al pasaje. Solo “cuando una señora se puso a protestar”, la empleada les preguntó si les habían informado.
Goteo de incidencias
Para comprender la irritación de los pasajeros, hay que tener en cuenta las deficiencias que salpican continuamente el servicio ferroviario en las líneas convencionales, muy distante al de la alta velocidad. “Con cada viaje me voy encendiendo”, decía Mario en el autobús, indignado: “Siempre hay algo”, criticaba resignado.
Elena también clama: “Cuando yo estudiaba siempre pasaba algo con el tren”. Por ejemplo, retrasos que imposibilitan enlaces o averías tanto en trenes como en la línea, responsabilidad de Adif. Para muchos clientes de Renfe no es una novedad tener que subirse a un autobús.
