Los jabalíes ya son plaga en Ourense y un problema de seguridad ciudadana

La Policía Local de Ourense tiene localizadas tres piaras de jabalíes: Vilar de Astrés, Seminario y Universidad Laboral, la que se pasea por el centro

Los barrios de Ourense que han reportado problemas con el jabalí abarcan ya toda la ciudad. Calles periféricas y céntricas. En la noche del martes y madrugada del miércoles, fueron vistos en el mismísimo parque de San Lázaro, Juan XXIII así como en varias calles de O Couto (Jesús Soria y Ervedelo). Vecinos y autoridades ya hablan de una “plaga urbana”, “un desmadre”, que no solo ocasionan incidencias relacionadas con la seguridad vial  sino que también se traduce en “un problema de seguridad ciudadana”.

“Tenemos días de hasta cinco o siete colisiones diarias en la provincia por atropellos (1.626 accidentes con atestado policial el pasado año en toda la provincia), pero se han convertido en un problema de seguridad ciudadana porque se pasean por la ciudad y las villas a diario, y no podemos olvidar que son animales salvajes muy pesados -hasta 100 kilos- y dientes afilados que pueden atacar a cualquier viandante al tiempo que pueden transmitir enfermedades”, aseguran fuentes de Tráfico. Y urgen soluciones contundentes: “No podemos ponernos de perfil ante este grave problema; se requieren medidas drásticas”.

Los avistamientos protagonizan vídeos y comentarios hilarantes en redes sociales, pero en la Subdelegación del Gobierno de Ourense hay preocupación, admite su responsable, Emilio González Afonso. “No es gracioso porque hay un riesgo real para la población; son peligrosos e impredecibles. Tienen navajas en los colmillos”, asegura el subdelegado del Gobierno, quien, recuerda, el pasado día 9 convocó “una reunión de seguridad”, con asistencia de todas las administraciones con competencias, “para buscar soluciones” a raíz de la preocupación trasladada por los vecinos de Covadonga, barrio por el que se pasean a diario al bajar desde Eiroás y Vilar de Astrés en busca de comida en contenedores y parques.

Los vecinos admiten que tienen miedo y que los paseos con sus mascotas son más cortos de lo habitual desde el pasado noviembre. Los perros cuando ven a los suidos ladran y crean situaciones comprometidas. Noelia Doval (36 años), vecina de la calle Apolo, dice que a finales de diciembre bajaba del coche y se topó de bruces con un rayón al lado de la puerta. “Hay una manada con cuatro crías, la madre, además de un macho que viene de vez en cuando, que desde la cinco o seis de la tarde se pasean por el parque grande de Covadonga, que está destrozado, el colegio … Ya viven con nosotros”, asegura. 

Ella, al igual que otros dueños de perros, viven atemorizados ante la posibilidad de un ataque.  “Las crías ya tienen un tamaño considerable y, cuando sacas al perro, lo vives como una obsesión por si te los encuentras”, añade.

 En O Vinteún, más de lo mismo. Los habitantes de este populoso barrio se los topan a diario. Aldara Feijoo González (26 años) madruga para ir a la escuela infantil en la que trabaja.  “Cuando salgo de casa todavía es de noche y me da miedo cruzármelos tanto por mí como por los coches y niños que entran al colegio Divino Maestro; es algo serio y debería haber más control”, asegura.

En la N-120

Madre con crías también se pasean por O Pino y cruzan sin miramientos la N-120. María del Carmen Montero López, presidenta de la asociación de vecinos Santa Ana do Pino, admite que están preocupados porque irrumpen “a las nueve de la noche, cuando los vecinos regresan a casa, y en medio de la carretera puede ser muy peligroso”.

Desde el Concello de Ourense, aseguran que cumplirán su parte del compromiso adoptado en la Subdelegación del Gobierno: el mapa de movilidad e intensificar la limpieza de fincas periurbanas para que después la Xunta instale jaulas-trampa con el fin de capturarlos y practicarles la eutanasia.  Tienen detectados tres grupos: “Uno que baja por Vilar de Astrés, Eiroás, zona de O Vinteún; otro que baja desde el Seminario y otro en la zona de la Universidad Laboral, que accede hacia la zona centro pasando antes por O Posío”, explica el concejal de Seguridad Ciudadana, Telmo Ucha. Y la Administración local procederá, en primera instancia, a vigilar la limpieza de las fincas y a desbrozar donde no aparezcan los dueños, repercutiéndoles los costes. Mientras, “se trata de asustarlos para evitar daños materiales y personales reconduciéndolos de dentro a fuera del casco urbano”.

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