REPORTAJE

La verbena está en los balcones de Ourense

Cristina Eiró estrenó su versión de "Resistiré".
photo_camera Cristina Eiró estrenó su versión de "Resistiré".
El ingenio y las ganas de mantener el ánimo alto en tiempos de cuarentena tienen en los balcones ourensanos un aliado indispensable. Cada día, en cada barrio, la música sirve como bálsamo y provoca una desconexión festiva.

Lo sentimos Josep Sergi Capdevila (alias Sergio Dalma). Estabas equivocado. Hace tres décadas el artista catalán arrancaba su "hit" intergeneracional "Bailar Pegados" cantando aquello de "Bailar de lejos no es bailar". Han tenido que pasar tres décadas y llegar una crisis sanitaria para hacernos ver el error. A distancia se puede reír, disfrutar, cantar y, también, bailar. Es lo que han demostrado un grupo de artistas de cuarentena, de buscadores de sonrisas afincados en Ourense. Unos fueron flor de un día, producto de un impulso creativo. Otros son fieles y arrancan sus actuaciones después de las 20:00 horas, tras los aplausos a los sanitarios. Cantan en sus ventanas y balcones o pinchan música, incluso aceptando peticiones. En definitiva, alegran a sus vecinos y a su barrio. Barrios, en plural. Porque este fenómeno se extiende por todo el mapa de la ciudad de As Burgas.

En tiempos de crisis, la música no falla. Moderna, clásica, grabada o en directo. Todo suma. Porque además de amansar a las fieras (muy útil en casas con sobrepoblación de niños durante estas fechas) sus efectos curativos se extienden a toda la sociedad. Con unos buenos pulmones, unos altavoces de categoría y aprovechando el silencio que reina en una ciudad dormida por el confinamiento, las canciones ponen una nota de color en momentos difíciles. Unas reivindicativas, otras con el mensaje de ánimo en su letra y alguna más por simple disfrute y "cachondeo", todas cumplen su función: servir de alegría comunitaria. Y no es poco.

En el barrio de O Couto está Mario Álvarez, que anima las calles con música que sale directamente de su casa durante las tardes. Aficionado al "orquesteo", este joven ourensano hace que sus propias selecciones.

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Cerca, en la rúa Antonio Puga, el colorido de los edificios que dan al Barbaña combinan a la perfección con los ritmos dignos de un sábado noche que suenan desde uno de sus balcones. Por su ubicación, con una onda expansiva considerable. Suelen aprovechar el final de los aplausos a los sanitarios para comenzar una "función" que se centra en éxitos actuales, con un protagonismo claro del reggaeton que más se escuchó estos últimos años. "La última canción eh, que igual llaman a la Policía", decía como fin de fiesta una de las residentes.

Conectados por las aguas del Barbaña, llegamos al Parque propiamente dicho. Con una pasarela que une ambos extremos, la fiesta aquí juega a un "hola fondo norte, hola fondo sur", con intercambio musical y juego de luces. El encendido-apagado de las bombillas recupera una especie de lenguaje binario. Hay que adaptarse. El mítico "I Will Survive" interpretado por Gloria Gaynor retumba con fuerza. No es elegido al azar. El mensaje lo es todo.

También por su vecino que, en Camiño Fonte do Bispo, a las faldas de la Avenida de Portugal, se arma de su acordeón para amenizar la matinal diaria. Desde las 12:00 horas, concierto improvisado con panorama despejado para que la onda expansiva alcance a no pocos edificios.

Décadas prodigiosas

Mensajes que se escuchan en el barrio de Cruz Alta. En la rúa Xoán de Nóvoa, Gaynor repite, acompañada por el "What a Feeling" de Irene Cara y la película "Flashdance" o el "It's Raining Men" de The Weather Girls. Los clásicos nunca pasan de moda. Es más, hasta ganan peso con los años.

No es de hace tantas décadas pero sí que tiene el mismo fondo. Otro de los temas que no faltan en esta "playlist" comunitaria es el "Sobreviviré" de Mónica Naranjo. La particular voz de la intérprete catalana es un sonido que muchos habrán escuchado estos días. Por ejemplo gracias a unos vecinos en Novo Barrocás que subieron al máximo el volumen.

Pero no solo de grabaciones vive Ourense. Al verdadero artista se le mide por los directos, eso lo sabe un buen artista. Y en la ciudad hubo varios para tener muy en cuenta. Una vecina de la rúa Ramón Cabanillas dejó una interpretación del "Resistiré" memorable. Los vecinos, guardando un silencio sepulcral durante los más de tres minutos de canto, premiaron a la artista con una sonora ovación. Son detalles que arreglan un día, por muy cuesta arriba que se pusiese.

Y es que el "Resistiré" se ha convertido en un himno. Otra vez. Lo sabe bien Marina Sánchez. Una canción que no se mueve de su repertorio. Comparte su voz desde lo alto de un edificio en el barrio de San Francisco. 

Al mismo nivel, el Joaquín Sabina de As Burgas que, guitarra en mano y chorro de voz, se atrevió con el "19 días y 500 noches" del maestro de Úbeda en la rúa Amor Ruibal, en el barrio de A Saínza. A su derecha, palmas y baile de su acompañante. Un desgarro en la voz y ciertas licencias líricas hacían pensar que el género no era el suyo, pero la adaptación cumplió con creces, tanto que hasta los perros del barrio hicieron los coros a base de ladridos.

Los compañeros de cuatro patas, tan en primera línea durante estos días, seguro que escucharon sorprendidos también a la reina de la fiesta en As Lagoas. Con micrófono en mano, altavoces pertinentes y base musical de apoyo, se animó a interpretar una colección de temas, principalmente en el idioma de Shakespeare, con calidad vocal digna de "cruzar la pasarela" que dirían en cualquier gala de Operación Triunfo.

Un programa en el que probó fortuna Cristina Eiró. La joven ourensana adaptó la letra del "Resistiré" a la cuarentena que nos ha tocado vivir y brilló desde su ventana en la rúa Mestra Paz Sueiro. Cuando la normalidad vuelva a instaurarse en su vida, la estrenará en vivo y en directo. En su estreno, la acogida fue muy calurosa.

Fiesta diaria

Mientras, en el barrio de A Ponte, uno de sus protagonistas es Pancho (@jositopanchito). Al grito de "ser de A Ponte como mola" y ejerciendo de DJ con luz y sonido como colaboradores, tiene como objetivo unir al barrio en esta complicada situación. Por redes sociales, se aceptan propuestas musicales mientras el "Salta" de Tequila sube el ánimo a los vecinos.

En este mismo barrio, hubo momentos para el fervor patriótico gallego. No podía ser de otra forma. La gaitas de "Al compás de una muiñeira" sacaron a los vecinos a sus ventanas y balcones, alguna que otra bandera de Galicia y muchas palmas. "Cada día máis linda, máis linda, cada día mellor e mellor".

Otro de los más activos durante estos días de confinamiento es DJ Naap. Tiene la zona de Barrocás como sus dominios musicales. Allí, con un equipo de sonido a la altura de las circunstancias, ameniza las veladas a los muchos vecinos que están a su alcance. "Si eres de Barrocás, lo escuchas abriendo la ventana", asegura en sus publicaciones de Instagram. La experiencia puesta al servicio de la vecindad.

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En la variedad está el gusto. Por eso a su ventana se "asomaron" artistas como los irlandeses U2, en una sesión con el rock como protagonista, o la fija Mónica Naranjo. Todo para intentar alegrarle la vida a quien tenga los oídos abiertos o quiera abrirlos.

A todas y cada una de estas ventanas y balcones sonoros, hay que unirles los de consumo interno. Ese vecino que pone la música en su casa y la podemos escuchar. O esos ritmos que quedan en el interior de un bloque de pisos. Y, aunque haya algún enfado porque no todo gusta a todos, otros muchos disfrutan de un momento de oxigenación cuando el oxígeno es tan necesario.

Porque de eso se trata. Cada uno de los "balcones musicales" que se reparten por la ciudad buscan lo mismo. Aunque a algunos les resulte pesado y hasta molesto, para otros es un momento de desconexión, de olvidarse del encierro y de subir la moral. La música es lo que tiene. Y es inmune al virus. Hay bailes para rato. Ourense es una verbena popular. Para no perdérsela.

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