El siempre polémico Leo Bassi vuelve a los escenarios ourensanos con una recopilación de sus mejores textos. Será el sábado, día 4, a las 20.30 horas en el Auditorio. Las entradas están a la venta en la página web Servinova a 15 y 13 euros (según ubicación).
Cuando habla de Lo mejor de Leo Bassi', ¿quiere decir lo más provocador?
He querido hacerme un regalo a mí mismo recogiendo lo que más me gusta de los últimos 10 años porque cuando un espectáculo se acaba, uno siente cierta nostalgia de textos que han hecho reír. Es cierto que algunos de los mejores fueron también los más provocadores. En este espectáculo recupero, por ejemplo, la entrada vestido de Papa tan polémica en su tiempo. Es un placer recuperar los textos porque son como viejos amigos.
Ha tocado uno de los puntos más sensibles (risas). Si pudiese enlazar uno detrás de otro, el espectáculo llegaría a cuatro horas, pero he conseguido dejarlo en dos. Es muy difícil eliminar. Sé que todo no puede caber y por eso he tenido que pensarlo mucho.
Soy consciente de que yo he molestado mucho, pero lo he hecho siempre con el deseo de decir las cosas claras. Los temas de los que hablo en mis espectáculos son los que me tocan a mí y no reniego de nada. Yo soy como se me ve en el escenario, no lo hago por oportunismo. Pienso que hay ciertos temas delicados que se entienden mejor explicados desde el humor.
Entonces, ¿todo puede verse desde la óptica de la risa?
Cada uno establece sus propias reglas. Por ejemplo, ante una situación con personas muertas, yo no bromearía. Pero, sin embargo, hay quien sí lo hace y por eso existe el humor negro. Algunas noches entro al escenario con un chiste en la cabeza y, a medida que transcurre la función, veo que no es adecuado, aunque también depende hasta dónde llegue el público que tenga enfrente.
Política y religión son los temas que más le inspiran.
Sí porque es lo que más fuerza tiene en la sociedad, aunque también hablo del sistema económico. Creo que el verdadero bufón es el que se pone al lado del débil para fastidiar al poderoso.
Con la que está cayendo, ¿aún cree que el cambio es posible?
Evidentemente. La crisis demuestra que el sistema no funciona y esta es una ocasión fantástica para repensar las finalidades de la vida. Hace años vivíamos bien y era todo teoría, pero ahora ya no. Yo estoy lleno de optimismo porque creo en el ser humano.
He querido hacerme un regalo a mí mismo recogiendo lo que más me gusta de los últimos 10 años porque cuando un espectáculo se acaba, uno siente cierta nostalgia de textos que han hecho reír. Es cierto que algunos de los mejores fueron también los más provocadores. En este espectáculo recupero, por ejemplo, la entrada vestido de Papa tan polémica en su tiempo. Es un placer recuperar los textos porque son como viejos amigos.
Ha tocado uno de los puntos más sensibles (risas). Si pudiese enlazar uno detrás de otro, el espectáculo llegaría a cuatro horas, pero he conseguido dejarlo en dos. Es muy difícil eliminar. Sé que todo no puede caber y por eso he tenido que pensarlo mucho.
Soy consciente de que yo he molestado mucho, pero lo he hecho siempre con el deseo de decir las cosas claras. Los temas de los que hablo en mis espectáculos son los que me tocan a mí y no reniego de nada. Yo soy como se me ve en el escenario, no lo hago por oportunismo. Pienso que hay ciertos temas delicados que se entienden mejor explicados desde el humor.
Entonces, ¿todo puede verse desde la óptica de la risa?
Cada uno establece sus propias reglas. Por ejemplo, ante una situación con personas muertas, yo no bromearía. Pero, sin embargo, hay quien sí lo hace y por eso existe el humor negro. Algunas noches entro al escenario con un chiste en la cabeza y, a medida que transcurre la función, veo que no es adecuado, aunque también depende hasta dónde llegue el público que tenga enfrente.
Política y religión son los temas que más le inspiran.
Sí porque es lo que más fuerza tiene en la sociedad, aunque también hablo del sistema económico. Creo que el verdadero bufón es el que se pone al lado del débil para fastidiar al poderoso.
Con la que está cayendo, ¿aún cree que el cambio es posible?
Evidentemente. La crisis demuestra que el sistema no funciona y esta es una ocasión fantástica para repensar las finalidades de la vida. Hace años vivíamos bien y era todo teoría, pero ahora ya no. Yo estoy lleno de optimismo porque creo en el ser humano.
