Para Margarita Nieves acostumbrarse a vivir sola fue un proceso de años. “Surgió así y mis hijos tienen su vida”, dice. Echa de menos tener a alguien, sobre todo cuando se encuentra mal: “Piensas, madre mía, si me pasa algo, te puede dar tiempo a coger un teléfono o no”, indica. Pero también destaca que hay momentos de tranquilidad muy agradables.
Cuando se quedó viuda, sus amigas tiraron de ella para que se apuntase a las aulas -hace ya más de 20 años-. “Al principio me encontraba fuera de lugar pero con el tiempo se convirtió en algo muy positivo. Empecé a obligarme a salir, a hablar con personas. Volvía renovada a mi casa”, relata. Desde entonces son imprescindibles en su vida.
Margarita Nieves estudió Magisterio, donde cursó francés. Al casarse y tener hijos lo dejó para ocuparse de ellos, pero ahora está aprovechando para retomar sus estudios. De buen gusto acude a conversar con sus compañeros en un “francés españolizado”.
