Marisol Nóvoa, reelegida presidenta de la Confederación de Empresarios de Ourense

Marisol Nóvoa es una abogada que se convirtió en 2019 en la primera mujer en presidir una confederación de empresarios. Ayer, cuatro años después de aquel hito, fue reelegida como presidenta de la Confederación Empresarial de Ourense (CEO) para los próximos cuatro años. Marisol Nóvoa, de la CEO: “Las mujeres representan el 36% de los consejos de administración” ¿Qué balance hace de estos cuatro años de mandato? Positivo. Pese a todos los inconvenientes que nos tocó vivir en este mandato, estoy satisfecha. En cuatro años hemos vivido tres crisis: la de la pandemia, sin precedentes en la historia y con unas consecuencias económicas y sociales nefastas; la crisis energética y la inflación. Esto provocó que en los dos primeros años nos centrásemos, casi en exclusiva, al covid. ¿Cómo varió la actividad de la CEO con la pandemia? Tuvimos que analizar toda la legislación que salía, de forma tan precipitada y con muy poco tiempo de margen para estudiarla y que entraba en vigor al día siguiente. Esto generó mucha confusión entre lo que podías hacer o lo que no. Estuvimos asesorando a todas las empresas las 24 horas del día, porque los plazos eran muy cortos. Después se empezó con el tema de los ERTE, cómo a sacar a la gente de los ERTE, el miedo a no poder volver a meterlos; mantuvimos muchas reuniones con la tesorería, con el SEPE. Y cuando parecía que íbamos a salir de esa, pues nos encontramos con la crisis energética y con la inflación. Fue muy duro y que supuso un esfuerzo además muy importante y a mayores de todo el trabajo que estábamos realizando. ¿En qué hay que centrarse ahora? En que las empresas crezcan y en la posibilidad de que se implanten más empresas aquí en Ourense. ¿Cómo se adaptó esas tres crisis y cómo está ahora la salud del tejido empresarial ourensano? Las empresas se adaptaron como nos adaptamos todos, a una velocidad vertiginosa. No hacíamos nada de modo telemático y ahora es el día a día. De repente tuvimos que adaptarnos. Puede que incluso fuese una ventaja, en el sentido de que las empresas se pudiesen adaptar y acelerasen el proceso de transformación digital, porque han visto la importancia que tiene para su competitividad. ¿Cuáles son los proyectos que se quedaron a medias y que ahora tratan de recuperar? Hay proyectos que tenemos en mente y sin desarrollar, pero también tenemos proyectos en marcha. Uno de ellos es ExportOU, una iniciativa consolidada en la CEO, que llevamos a cabo con la colaboración de la Diputación, relativa a la internacionalización de las empresas, que es otra cuestión fundamental y que salvó a muchas empresas de la quiebra. También está Conecta Ourense para ayudar al crecimiento empresarial. ¿Concuerda con la frase de que la mejor ayuda a un empresario es que se bajen los impuestos? Sí. Hay que rebajar la tensión fiscal, porque los costes salariales de las empresas son muy altos y la presión fiscal también. Eso repercute negativamente en las empresas y dificulta la creación de puestos de trabajo. También es necesaria la agilización en los trámites burocráticos, porque se tarda muchísimo tiempo en otorgar licencias tanto para la construcción como para el inicio de actividades. Esas serían las prioridades. ¿Cómo afrontan las empresas la campaña de verano y lo que queda de año? Decían que una de cada tres empresas tiene problemas para contratar. Es una cuestión muy urgente porque a las empresas les falta personal, personal cualificado. Es importantísimo adaptar la formación profesional. Nosotros hemos firmado un convenio con el SEPE para que nos digan el tipo de trabajadores que más necesitan y orientar la formación hacia esas necesidades de las empresas, porque es mejor hacer una formación para sectores que se necesitan. Además, es una manera de colocar a la gente y de conseguir además una cualificación profesional de esas personas que carecen de ella. Pero eso deja fuera a sectores como la hostelería, que tiene un grave problema para encontrar mano de obra. No, con personal cualificado me refiero a que cualquier persona que ejerza una profesión tiene que tener un mínimo de formación respecto al trabajo que va a desempeñar, aunque sea de camarero. También hay que orientar la formación hacia ahí, a sectores como la hostelería, la viticultura, la pizarra…