Más de 1.200 jóvenes ourensanos buscarán hacerse un futuro universitario

Cristina Santacreu e Iago Duro.
photo_camera Cristina Santacreu e Iago Duro.
Una de las promociones más golpeadas por el covid se presenta mañana a las pruebas de acceso 

En un año impartieron la materia académica que se da en dos cursos, algunos cambiaron de instituto y no pudieron socializar con los nuevos compañeros hasta meses después, casi no tuvieron graduaciones ni excursiones de fin de curso y, en general, los más de 1.200 ourensanos que se presentan este martes a la Avaliación de Bacharelato para o Acceso Universitario (ABAU) forman parte de esa generación de “incomprendidos” que siente que les han robado dos años de vida.  Dos años marcados por la pandemia del covid que a los 1.216 matriculados en la conocida como Selectividad para este 2022 les ha pillado en una edad (la de los 16 a los 18)  trascendental en su crecimiento. Muchos se sienten incomprendidos, también juzgados. Los que cambiaron de instituto en el paso de la Secundaria a Bachillerato conocieron a sus compañeros con mascarilla y las aulas no fueron ajenas a los problemas que ahora cuentan las estadísticas: la crisis fue para todos y a todos los niveles, pero los adolescentes también se llevaron un buen batacazo. 

El primer confinamiento, un estado de alarma insólito para todos, sacudió al millar de ourensanos en mitad de 4º de la ESO. Acabaron esta etapa educativa en formato online, como se pudo. Llegó 1º de Bachillerato con cambios, protocolos sanitarios y educativos y parte de la materia que no pudo darse se preparó en solo un año. También se enfrentaron a las críticas que apuntaban a su edad cada vez que había un pico de covid disparado y alguna que otra fiesta ilegal. Los problemas emocionales en la adolescencia se dispararon con la pandemia. Las estadísticas sitúan su salud mental peor parada que la de otras generaciones. Y, con todo, salieron adelante. Como el resto, buscan olvidar estos dos años de crisis a todos los niveles.

AISLAMIENTO

Cristina Santacreu, de Maristas, es una de las jóvenes que se presentará este martes a las pruebas de acceso a la universidad que se desarrollan en varias sedes del Campus de Ourense y en un instituto de A Rúa. Quiere estudiar un doble grado en Derecho y Relaciones Internacionales, una de esas “clásicas” titulaciones que requiere una nota de acceso alta. Lo suyo es vocacional. “El voluntariado también me ha hecho darme cuenta de qué es lo que quiero hacer”, explica sobre su experiencia en un proyecto en República Dominicana en el que descubrió lo que, en parte, ya sabía: “Los problemas de muchos países son estructurales y no puedes cambiarlo todo, pero sí aportar tu granito de arena”.

Sobre estos dos años raros, Santacreu apunta que “la pandemia me aisló un poco, por teléfono soy muy mala y cuando había restricciones se notaba. También se reduce el círculo de amistades”. En cuanto a la incomprensión, recuerda que “cuando la gente salía porque se levantaban restricciones, se culpaba a los jóvenes. Y creo que también hay que entender a los jóvenes, que estos años no los vas a recuperar nunca”.

CARAS NUEVAS

Iago Duro estudió Bachillerato en el IES de As Lagoas, centro al que llegó hace dos años porque donde estaba, el colegio Santo Ángel, no imparte esta etapa educativa. Acabó la ESO y tocó cambio de etapa y caras (con mascarilla) nuevas. Quiere ser ingeniero informático. “Es un poco vocación”, dice sobre su elección de carrera. Quiere cursarla en A Coruña, aunque le tranquiliza que la carrera exista en más escuelas gallegas. Más probabilidades de entrar. “Me gusta la programación. En el instituto también hicimos un pequeño proyecto y mi meta es fundar una empresa, no la típica empresa. Algo de servicios”, cuenta. El confinamiento le sorprendió cuando estaba a punto de terminar una etapa en el Santo Ángel. “A nivel académico fue un cambio grande y al cambiar a otro instituto fue aún más duro con la pandemia”. No conocía a gente y, con restricciones de por medio, se complica: “Al principio no tenía amigos”.

 CAUSAS SOCIALES

Eva Conde se graduó en el IES O Couto y, aunque no tiene todavía muy claro qué carrera estudiar, la empatía es su fuerte y seguramente tire por ahí. “Siempre me dijeron que soy buena a la hora de escuchar. También me gusta defender causas sociales. Tengo como opción Psicología y si la nota no me llega, pienso hacerla a través de la universidad a distancia, ya que no se necesita nota para entrar”, cuenta. Eva recuerda especialmente la cuarentena de 2020. “Estás en 4º de la ESO, te confinan, llegas a Bachillerato sin saber nada y tienes dos cursos en uno. ¿Desconectar? Tampoco podías”. Cree que los demás “no entendieron” que los jóvenes “estábamos encerrados dos años, de los más importantes de nuestras vidas”.

LA MATRÍCULA SE ESTABILIZA

Los 1.213 jóvenes que se presentan a la ABAU en la provincia suponen medio centenar menos que el año pasado y cerca de 150 menos que en el 2020, cuando se produjo un “bum” de matrícula en toda Galicia, en parte por la reducción de requisitos que se implantó ese año para favorecer a los jóvenes afectados por la pandemia. Con los datos de 2022, la matrícula se estabiliza y se logra un incremento respecto al año anterior al covid, el 2019, cuando se inscribieron 1.057 ourensanos.

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