Más de un millar de personas -1.067- utilizaron los cinco servicios de alta velocidad que ayer circularon entre Ourense, Santiago y A Coruña -dos trenes que salieron de A Coruña y tres de Ourense-. Con un total de 1.400 plazas a disposición, la cifra registrada supone un 76% de ocupación, que en el caso de los dos últimos Avant que partieron de Ourense -a las siete de la tarde y a las nueve, este último con destino Santiago- se elevó al 100%, ya que colgaron el cartel de completo.
Con todo, la expectación por viajar en uno de estos trenes probablemente chocara por la mañana con la hora de salida, las nueve en punto. El Avant que partió a esa hora de A Coruña alcanzó los 187 pasajeros -los trenes tienen capacidad para 280- y el que salió de la ciudad, también a las nueve, los 116. Todos subieron al tren con la ilusión de comprobar en primera persona las bondades de las que se venía hablando en los últimos días, en lo que respecta al cumplimiento de horarios. De hecho, la rapidez y comodidad de los trenes fueron los aspectos más comentados por los usuarios. De entre los más madrugadores, algunos cogieron el tren por necesidad pero muchos lo hicieron por 'estrenar' el Avant gallego.
NORMALIDAD
'Es superemocionante la llegada del tren de alta velocidad a Galicia, aunque sea el primer paso de un camino que todavía resta por recorrer', explicaba ayer Carlos Abellán recién bajado de un Avant al que había subido en Santiago 38 minutos antes. Como presidente de la Federación española de Asociaciones de Amigos del Ferrocarril, Abellán valoraba muy positivamente el viaje y la puesta en marcha de este tramo, aunque reconocía la importancia de 'continuar hacia la estación de San Francisco, que en seis meses se puede hacer con la electrificación de la vía; que se reabra la estación de Lalín para que los usuarios del centro de Galicia puedan disfrutar de la alta velocidad y que se conecte con el aeropuerto de Lavacolla para lograr una auténtica intermodalidad'.
Abellán formaba parte del grupo de 181 personas que viajaban en el tren en una actividad organizada por la federación. De estos viajeros, un centenar visitó después Santo Estevo, San Pedro de Rocas y Baños de Molgas, apoyados en la logística por el Inorde. Por este motivo, el presidente de la Diputación, José Luis Baltar, que el sábado se había ausentado de la inauguración al igual que el resto del PP municipal por su rechazo a una posible adjudicación de la estación, estaba ayer en la estación para recibir la expedición, que llegaba en el primer Avant comercial que venía desde Santiago.
Así las cosas, la primera jornada comercial del Avant se caracterizó, según Renfe, por una total normalidad.
NORMALIDAD
'Es superemocionante la llegada del tren de alta velocidad a Galicia, aunque sea el primer paso de un camino que todavía resta por recorrer', explicaba ayer Carlos Abellán recién bajado de un Avant al que había subido en Santiago 38 minutos antes. Como presidente de la Federación española de Asociaciones de Amigos del Ferrocarril, Abellán valoraba muy positivamente el viaje y la puesta en marcha de este tramo, aunque reconocía la importancia de 'continuar hacia la estación de San Francisco, que en seis meses se puede hacer con la electrificación de la vía; que se reabra la estación de Lalín para que los usuarios del centro de Galicia puedan disfrutar de la alta velocidad y que se conecte con el aeropuerto de Lavacolla para lograr una auténtica intermodalidad'.
Abellán formaba parte del grupo de 181 personas que viajaban en el tren en una actividad organizada por la federación. De estos viajeros, un centenar visitó después Santo Estevo, San Pedro de Rocas y Baños de Molgas, apoyados en la logística por el Inorde. Por este motivo, el presidente de la Diputación, José Luis Baltar, que el sábado se había ausentado de la inauguración al igual que el resto del PP municipal por su rechazo a una posible adjudicación de la estación, estaba ayer en la estación para recibir la expedición, que llegaba en el primer Avant comercial que venía desde Santiago.
Así las cosas, la primera jornada comercial del Avant se caracterizó, según Renfe, por una total normalidad.
