La ciudad se convirtió esta semana en un laberinto de calles cortadas y tejas sueltas. El perímetro de los edificios en mal estado de la calle Bailén y Juan de Austria fue vallado ante el peligro que presentan las estructuras de los inmuebles, incapaces de sostener partes de la fachada que se precipitan sobre el suelo. A ello se suman más cortes en Doctor Fleming, de los que también se desconoce el motivo y su duración.
Ambos cortes de la zona histórica perjudican el tránsito de los ciudadanos y obligan a rodear manzanas de edificios. Sin embargo, el de Juan de Austria afecta especialmente a la paragüería Benito, donde no tuvieron más remedio que cerrar hasta nuevo aviso, en plena temporada de lluvias.
Dos semanas atrás, desde este negocio relataban a La Región que la Policía Local había clausurado la zona por la caída de unos cascotes de un edificio abandonado y posteriormente okupado. No hay una fecha prevista para la reapertura de la calle y en la puerta de Benito ya cuelga un cartel en el que informan del cierre “por obligación y problemas ajenos a su voluntad”.
El mal estado del edificio se acentuó cuando, el 1 de octubre, sufrió un incendio ocasionado por la presencia de varios okupas, los cuales acceden ocasionalmente trepando por las ventanas. Los propietarios se niegan a actuar, según la dueña del negocio.
La situación es similar en el edificio entre Hernán Cortés y la calle Bailén: en septiembre fue devorado por el fuego cuando los okupas pedían limosna fuera. Durante la jornada de ayer muchos viandantes decidieron hacer caso omiso del vallado y atravesar igualmente la calle, pasando por debajo o por encima. En los negocios colindantes triunfa el desconcierto: el Concello no explica cuando finalizará el corte.