Cerco a una paragüería

Cuando la Policía Local valló la calle Juan de Austria no tuvo en cuenta la presencia de la paragüería Benito, un pequeño negocio de 40 años de historia que no puede abrir -ni sabe cuando podrá hacerlo- pese a estar en su temporada alta, la de lluvias.

La Policía Local cerró de forma indefinida la calle Juan de Austria, junto a la Catedral, por la caída de unos cascotes de un edificio abandonado y posteriormente okupado. Sin embargo, en el cerco establecido, no tuvieron en cuenta la presencia de la paragüería Benito que, dadas las precipitaciones de los últimos días, está en plena temporada alta.

No hay una fecha prevista para la reapertura de la zona, pero José Fina Castro, la propietaria del pequeño negocio, no está dispuesta a cerrar sin una razón de peso. La paragüería Benito tiene 40 años de historia. Es la última superviviente de una calle en la que tiempo ha florecía el comercio local. 

Ayer, la propietaria esperaba al filo de las once de la mañana junto al vallado. Un técnico de infraestructuras le aseguró que acudiría para estudiar las posibilidades. Señaló que “el domingo estaba comprando flores por el día de Todos los Santos y los propios vecinos le alertaron de que estaban cerrando su tienda”. 

Con ayuda de los vecinos, halló al propietario del inmueble -uno de muchos-, pero no obtuvo la respuesta que esperaba. Los responsables mostraron desinterés: “Como si se cae la casa”, le contestaron a la señora. 

No es la primera vez que este edificio da problemas. El 1 de octubre sufrió un incendio ocasionado por la presencia de unos okupas, los cuales acceden ocasionalmente trepando por las ventanas. “Pudo haber sido una desgracia si hubiese pasado de noche. Como fue de día pudimos ver el humo”, dice Castro. 

Trasvase de responsabilidades

Cuando los propietarios de Benito vieron la imposibilidad de entrar en su negocio acudieron a la Policía Local. Allí les derivaron a Infraestructuras, en el Concello, pero “nadie sabía nada”, les indicaron. Estos les explicaron que debían acudir a la oficina PERI (Plan Especial de Reforma Interior), pero en esta tampoco tenían constancia del problema. 

Ya con pocas esperanzas, Castro y su marido acudieron de nuevo a Infraestructuras, donde tras una larga espera, apareció el responsable que firmó la orden. “Entiendo que vallen si hay peligro, pero nadie me dio opción a mi negocio”, critica la propietaria de la paragüería.  “Me cierran a cal y canto y aquí nadie sabe nada”, añade.

El peligro de tener edificios en abandono

El estado del edificio ubicado en el número 3 de la calle Juan de Austria preocupa a los residentes de la zona desde hace tiempo y más durante la celebración de eventos como los de la noche de ayer, por Samaín. Los vecinos apuntan a las dificultades que podrían tener los servicios de emergencias para salir de la zona en caso de un suceso. Además, alertan de la presencia de otras infraestructuras en mal estado, por ejemplo, en Bispo Cesáreo.

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