La mayor máquina de demoliciones de la UE intervendrá en el viaducto del AVE carballiñés

El lunes se inician los trabajos de derribo de los restos del viaducto del AVE que se derrumbó el 7 de septiembre en Carballiño. La empresa que demolió el Windsor, en Madrid, utilizará la misma máquina, que es la más grande de la Unión Europea, ya que dispone de un brazo de 47 metros de altura. El número de operarios será reducido e, inicialmente, sólo trabajarán de día por la situación de riesgo.


Sabela Pinal La empresa Usabiaga SL, con sede en Guipúzcoa, inicia la demolición de los restos del viaducto del Arenteiro el próximo lunes. Utilizará la misma máquina empleada en la demolición del edificio Windsor (incendiado en Madrid en febrero de 2005). Es una Liebherr 974, con un brazo de 47 metros de altura, que ya está en la localidad carballiñesa de Pol, en donde el pasado 7 de septiembre se producía el trágico accidente, que costó la vida a un trabajador e hirió a otros cuatro, a consecuencia del derrumbe de dos pilares y de las planchas de hormigón que se estaban instalando para la construcción del viaducto del AVE.

El ingeniero director del proyecto de derribo, Ricardo Regadas, declaró que 'es una obra muy complicada, porque tenemos que trabajar con una estructura muy inestable y hay que derribarla con mucho cuidado'. El ingeniero considera que 'es una situación muy peligrosa y, por ese motivo, cuanto menos personal empleemos mucho mejor', añadiendo que 'si lo podemos hacer con cuatro personas no recurriremos a más'.

Seguridad

Los responsables de la empresa declararon que se establecerán fuertes medidas de seguridad, en cuanto al establecimiento del perímetro que separa la obra de las viviendas cercanas (situadas a menos de 50 metros), y en lo que atañe a los trabajadores. No sólo se echará mano del menor número posible, sino que además, pese a la urgencia de la demolición, según reconoció el propio gerente de Usabiaga, lo más probable es que sólo se realice un turno de día. Al respecto, señalaba Ricardo Regadas que 'posiblemente trabajemos únicamente de día, pero si nos decidiéramos a establecer un segundo turno, no trabajará en altura, porque es mucho más complicado hacerlo de noche'.

Pese a todas estas medidas, la empresa calcula que en un plazo de dos meses o dos meses y medio, la demolición, que con otro tipo de maquinaria se extendería a cuatro meses, estará rematada. Así ocurrió en el edificio Windsor, de 30 plantas de altura, que una empresa holandesa pretendía derribar en un año y tres meses, mientras Usabiaga lo hizo en poco más de cinco meses.

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