El mejor C.D. Orense de la historia

Temporada 1959-60. Gelucho, Felipe, Las Heras, Cata, Pastor, Rebeca, Suarez/Cebrián, Barceló, Chicha, Rivera, Malet.
photo_camera Temporada 1959-60. Gelucho, Felipe, Las Heras, Cata, Pastor, Rebeca, Suarez/Cebrián, Barceló, Chicha, Rivera, Malet.

El fútbol es evidente que despierta pasiones y, en demasiadas ocasiones, nubla los sentidos, eso hace no tener una idea clara de qué decisiones tomar. Se me ocurre este comentario coincidiendo con un final de liga en la que los equipos provinciales han tenido unos resultados dispares; felicidades al Arenteiro y Barbadás por su campaña, y al resto solo desearles que sigan disfrutando del deporte.

En mis frecuentes lecturas de prensa antigua, veo que no existen dudas de que cuando el equipo tenía jugadores de la tierra y existía unidad entre los clubes provinciales los resultados eran mucho más interesantes. Ya solamente recordar aquellos llenos hasta la bandera del estadio del Couto, las excursiones que cada 15 días se hacían para acompañar al equipo, la cantidad de forasteros que se acercaban a la ciudad el día de partido a sabiendas que iban a disfrutar de un gran espectáculo. Es posible que de manera premonitoria, aquel primer club que existió en la ciudad en un lejano 1906 se llamara Orense Unión FC y que el primer club que consiguió tener un campo cerrado en la ciudad fuera el Real Unión Deportiva Orensana, en 1918; tal vez sea otra pista que indica el camino, pero…

Hoy, como cierre de la temporada de fútbol ourensana, voy a recordaros la que fue desde mi punto de vista la más exitosa de las temporadas de nuestro club, la 59-60 (no confundir con la del récord, 30 partidos 30 victorias, que fue la 67-68). En aquel año, el equipo recién ascendido a la Segunda División nacional se mantuvo toda la temporada en los puestos de cabeza, rozando incluso el ascenso a Primera, completando su palmarés con unos resultados en Copa envidiables.

Tengo amigos que lo recuerdan como el año de Riverita (Cesáreo Rivera Pérez, Carballiño, 1940), que jugó 5 temporadas en el Sevilla y el resto de su carrera en un Celta de 1ª; pero otros hablan de él como el año que se soñó la Primera, y la mayoría la recuerdan como la temporada que más disfrutaron del fútbol en el Couto.

Pero vayamos al relato: meritoriamente consiguió el club que capitaneaba el mítico Malet su ascenso a Segunda, saliendo del terrible pozo que era aquella Tercera de XIV grupos… Cuatro años se llevaban jugando la promoción para finalmente obtener la recompensa. Con el corazón se ansiaba el ascenso, pero los fríos números venían a enturbiar la alegría; el club no tenía dinero y la directiva de José Borrajo estaba agotada por el esfuerzo desarrollado en esos cuatro años anteriores, es la afición la que consigue que continúen todos en el club y la ciudad se mueve para conseguir el milagro: varias campañas de captación de socios y otra de “padrinos”, que aunque ayudaron, no cubrían las necesidades, pero había que intentarlo.

El club se integra en el Grupo I (de aquéllas en 2ª se hacían dos grupos, norte y sur, con la intención de abaratar costes de desplazamientos). Primera decisión y primer gran acierto, el fichaje del entrenador Ernesto Pons, que se presenta el 2 de agosto a una plantilla con cuatro caras nuevas y aún se aguardaban novedades.

Finalmente, el 13 de septiembre comienza la competición frente al Sestao, y la alineación decidida por Ernesto Pons es la siguiente: Gelucho (Gato), Felipe, Las Heras, José Carlos, Rebeca, José Luis, Cebrián, Pastor, Rivera, Martín y Villa. Seis eran las caras nuevas para la afición. El resultado no fue la deseada victoria, pero dada la entidad del contrincante, el empate 1-1 se consideró como un mal menor. Y la primera posición en la temporada era un prometedor 8º puesto.

El día 25, después de unas negociaciones llevadas con discreción, llegan tres nuevos fichajes al club: Cata, Barceló y Frasquillo, quienes se espera jueguen ya el domingo frente al Sabadell. Un gol de Rivera da para el Orense la primera victoria de la temporada.

Después de un titubeante comienzo (empate y derrota), el equipo comienza a ganar en casa y fuera cediendo únicamente algún empate. Junto a los resultados, otra nueva alegría, reaparece Malet, lesionado al final de la temporada pasada. Pero la mayor alegría llegaría el 8 de noviembre cuando el equipo de coloca por primera vez en su historia de primero en la tabla de 2ª. Los ourensanos estaban volcados con el equipo y, como prueba, en el desplazamiento a Vigo se llevaron al menos 15 autocares.

Antes de terminar el año, se presentaba un nuevo reto, la Copa, y el primer rival era un Rayo Vallecano que se presumía asequible como al final lo fue, aunque para el resultado final del 8-5 de la eliminatoria hubo que remontar un 2-0 en Madrid (ida 2-3, vuelta 5-3).

Aprovechando el viaje a Madrid, el club impone la insignia de oro a Eduardo Barreiros, quien en más de una ocasión con su generosidad había resuelto complicadas situaciones, y ya era desde tiempo atrás presidente de honor del club.

Continúan llegando buenos resultados (a pesar de un doloroso 7-4 encajado frente al Indauchu) y la afición ya no tiene dudas, se puede esperar lo mejor del equipo. Muchos aficionados, a pesar de la sana rivalidad entre gallegos, recordaban que ese año se había vencido a todos los vecinos, Celta, Compostela (en amistosos), Coruña y Ferrol (en Liga); pasaban de soslayo por la derrota que en Liga nos infligió el Celta en casa. Para aquel partido, la prensa, lejos de caldear el ambiente había promocionado la asistencia al estadio. Se cruzaron invitaciones a todas las autoridades viguesas que, por su parte, facilitaron a su afición el viaje a nuestra ciudad. Al final, aunque se pensaba que ya se había visto lleno el estadio durante la temporada, ese día 21 de febrero quedó fijado en la historia del club. A falta de confirmación, es posiblemente la mayor venta de entradas de la historia (capítulo aparte son las visitas de los Madrid, Barça, etc. en partidos de Copa, ya que para esos encuentros se habilitaban gradas accesorias que aumentaban el aforo).

El resultado final fue un 1-3, victoria del Celta que se instalaba así en el segundo puesto de la categoría relegando al Orense a la tercera plaza. Nada estaba perdido, pero sí muy difícil y quizás a partir de ese partido el equipo y la afición depositaron sus esperanzas en la Copa, que después de eliminar al Rayo, nos premiaba con un primera: el Español.

Eso se notaba en los últimos partidos, aunque no pensemos que el Orense se rindió, los cinco últimos de Liga fueron una derrota, un empate y tres victorias, una 3-0 frente al Dépor, toda una fiesta en el Couto. Pero la hazaña tenía continuación, en el Couto los periquitos se marchan con dos goles en contra, y el partido de Sarriá desata la euforia en la ciudad, se pierde 2-1, pero la eliminatoria es para el Orense.

Ya con el tercer puesto asegurado en Liga, quedaba el remate y ese sería otro premio, en forma de Atlhetic de Bilbao. Regalo de fin de fiesta para la afición con una victoria 3-1 que dejaba abierta la esperanza, y casi... La vuelta en San Mamés, con épica, en el minuto 44 de la segunda parte, el equipo pierde por 3-0 que lo dejaba eliminado, pero Rivera, el pichichi de la categoría, marca el 3-1 que obligó a jugar el partido de desempate, este fue un más que honroso 2-1 que cerraba esta histórica temporada.

Al remate fueron incesantes las ofertas por los miembros de la plantilla, y aunque algunas no pudieron rechazarse (15 millones por Rivera pagó el Sevilla), Pons recibió oferta del Español para entrenar en Primera. Se consiguió mantener un bloque que durante cuatro años militó en 2ª y dio buenas alegrías a la afición. Ahora solo falta esperar que se vuelvan a vivir esos llenos en el Couto.

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