Pasó lo que pasó

Merkel no tiene éxito en Ourense

photo_camera La pulpeira Marina Moure atiende su puesto en la Avenida de Santiago. (FOTO: XESÚS FARIÑAS)
La gran coalición ourensana, no es la grosse koalition alemana, es la gran alcahuetada. Sin inmutarse soportan día tras día desaires y vejaciones.

Nada debe darse por sentado

Se fue Angela Merkel con la despedida que solo se llevan los grandes. La excancillera alemana reposa ya en un sillón de Ikea, como astutamente la multinacional sueca hacía creer difundiendo una foto suya sentada en páginas de publicidad en la prensa germana: “Por fin en casa”, decía el eslogan. La marca solo quería recordar que el mueble en el que descansa cuesta 169 euros. Se fue el faro de Europa con un Parlamento en pie y una ovación histórica, aunque lejos de los que escuchan los cantantes de ópera o los directores de las sinfónicas más acreditadas. Alemania, que como todos los países, atesora virtudes y defectos (o anomalías gravísimas como el nazismo), cimentó una forma de gobierno impensable en otros muchos lugares, España entre ellos. La gran coalición (grosse koalition) permitió pactos de conservadores y socialdemócratas de gran utilidad para el país teutón. Dijo Merkel que “la extrema derecha y los populistas están dispuestos a vender su patriotismo y los valores de su país por sus ganancias”. Una declaración de intenciones que significa poner pie en pared contra el advenimiento de fórmulas peligrosas de gobierno, pese a que la ultraderecha, por ejemplo, sienta sus reales en el Parlamento alemán. El dique de la coalición podría ser una fórmula exportable. Pero, tal y como están las cosas en otros lares, es una quimera. La soberbia de que la libertad está siempre garantizada puede ser un atrevimiento. “No olvide que la libertad nunca es algo que deba darse por sentado”, dijo ella mientras se retiraba a descansar. En el sofá de Ikea o en cualquier otro.

En el fondo nos quiere

Los populismos siguen engordando en algunos lugares merced al alimento de partidos mal llamados de Estado. Organizaciones como el PP navegan en Ourense para mantener abierto el templo. Con las narices hinchadas de recibir portazos del alcalde Jácome siguen día tras día toreando su actitud. “Yo creo que en el fondo me quiere, pero tiene estas cosas de vez en cuando”, parecen decir, como las víctimas de la violencia a las que les cuesta romper con todo y denunciar. La gran coalición ourensana, no es la grosse koalition alemana, es la gran alcahuetada. Sin inmutarse soportan día tras día desaires y vejaciones. Jácome asume desde hace nada también las competencias de Termalismo, desautorizando a sus socios de gobierno. Baltar se fue a A Coruña a entrevistarse con el delegado del Gobierno en Galicia, el socialista José Manuel Miñones, y hablar de “cooperación” y entendimiento entre las administraciones. Apretón de manos y fotos para la posteridad. Es la misma mano que el el PP estrecha en Ourense a Jácome mientras éste espera el quite para llevársela al cuello. 

Una de tantas cosas en pañales

El termalismo es como una pesadilla. Aunque fuese una fuente de desarrollo, la incapacidad para ponerlo a andar frustraría cualquier ilusión. Por eso en la ciudad ha quedado en manos de Jácome. Lo de la explotación del agua caliente para fines turísticos o terapéuticos difícilmente pitará aquí porque, entre otros defectillos, Ourense es una provincia con cierta altivez. Esperando no se sabe a quién el recurso se pierde  sin que nadie eche mano. Ese es un lamento amortizado, hay otros que elevan más los hombros de los ourensanos cuando nos los encojemos. Decía el periódico el miércoles que la provincia “desaprovecha” el oro verde de la madera, que por cierto sube cada día más de precio. Aquí está un tercio de la superficie forestal de Galicia, pero solo aporta el 4% de las cortas y apenas el 12% del empelo del sector en la Comunidad. Lo mismo pasa con los embalses o la fertilidad de la tierra, las actividades de la economía verde y la sostenibilidad, todavía en pañales. Con una riqueza paisajística y patrimonial reconocida, reconocible pero poco explotada. “En el futuro las áreas rurales en las que se practica la agricultura dependerán de redes digitales para que sea rentable y respetuosa con el medio ambiente”. También lo dijo Merkel. Otros lo dicen en Ourense también, pero a la mayoría les seguirá importando muy poco o casi. Como el termalismo.

Al poner la lupa | El pulpo mide mejor que los garbanzos

Manuel Fraga quiso darse un baño de cercanía con los apuros del electorado explicando la preocupación existente por la evolución “de los precios de los garbanzos”, una aflicción ajena los dirigentes políticos. Como termómetro de la carestía de la vida tuvo una importancia relativa y como reflejo electoral, todavía menos. Aquí lo que verdaderamente preocupa es el precio del pulpo, con la ración a nueve euros, provocando el “no sé dónde vamos a parar” entre los pulpófilos o pulpófagos. Suben las materias primas, se disparan los costes de la energía, el desabastecimiento es una espada de Damocles pero al pulpo que no nos lo toquen.  Uno no sabe hasta qué punto se pueden poner feas las cosas si el cefalópodo cotiza a un precio cada vez mayor. Una idea sería reducirle el IVA como a las mascarrillas y otros productos imprescindibles. Y dejarse de zarandajas de garbanzos y otras cosas del pretérito Don Manuel.

El portafotos

img9945.jpg_web

 

Marga Martín y Áurea Soto, (primera y tercera por la izquierda) exconcejalas del PSOE en el Concello de Ourense, fueron rescatadas del ostracismo por el nuevo secretario general de los socialistas gallegos, Valentín Formoso, e incorporadas a la ejecutiva. La vida orgánica en la casa de los de Pedro Sánchez es convulsa y su actividad se convierte en una picadora de carne. Hubo zorza en el congreso gallego del fin de semana mandando al matadero a los perdedores de Gonzalo Caballero y picadillo habrá en los procesos aún pendientes en la provincia y la ciudad. Marga y Áurea representan el bifrontismo socialista, lo mismo vuelven por azar que por raza. Toman protagonismo más por una factura al otro bando (en el PSOE ourensano siempre hay un otros y nosotros) que por confirmar que el futuro puede rejuvenecerles lo suficiente como para ser activo electoral a corto plazo. Es también un aviso a los de Gonzalo Caballero y, por extensión, a todo el orbe socialista ourensano, incluido Rafael Rodríguez Villarino, que conserva el cetro provincial solo de momento. La frase las espadas están en alto nunca tuvo más sentido a la hora de narrar las andanzas de los socialistas de la provincia, liantes y enredantes como pocos. Está por ver si Marga y Áurea son las pacificadoras. 

Te puede interesar