Entrevista

Miguel Ángel Vázquez: "La infección es más leve en los mayores que han recibido la primera dosis" 

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photo_camera El médico Miguel Ángel Vázquez.
El médico y presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX) repasa la situación de las residencias gallegas en esta tercera ola de la pandemia

La tercera ola vuelve a azotar las residencias de mayores. El aumento de la transmisión del coronavirus tras la Navidad no tardó en verse reflejado en el aumento de contagios en centros sociosanitarios. La provincia contabilizaba ayer 192 positivos: 134 mayores y 58 trabajadores. El presidente de la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría (SGXX), Miguel Ángel Vázquez, pone el foco en la importancia de la vacuna, principal diferencia con la primera y segunda ola del covid. "Vemos que los síntomas que genera el virus en una persona, incluso después de recibir solo la primera dosis, son mucho menores", apunta. No obstante, pide celeridad para terminar "cuanto antes" la campaña de inmunización, tanto en las residencias como en el resto de la sociedad.

Sigue habiendo muertes entre usuarios de residencias contagiados de covid.

Teóricamente no deberían estar muriéndose. La primera dosis de la vacuna se puso entre los últimos días de 2020 y los primeros de 2021. A las tres semanas, la inmunización es ya de un 86%, estaríamos hablando de que esta semana deberían estar ya protegidos, y además se están poniendo las segundas dosis. Hay algunas personas infectadas de antes, o de los primeros días después de la primera vacuna que deberían ser las que están falleciendo ahora. Es verdad que la primera dosis tiene un 86% de inmunización al cabo de tres semanas, pero con ese porcentaje, en una residencia debería ser difícil que se produzca un brote.

Pero después de la Navidad, el virus volvió a entrar en las residencias.

Si hay virus en la comunidad, hay virus en los trabajadores. Tienen hijos, familia, van a la compra... Pero aun así, ahora mismo debería bajar la cifra de casos nuevos en las residencias. Si no lo hace, es que algo no se ha hecho bien.

¿Se ven las mismas complicaciones en los mayores contagiados, aún después de recibir la primera dosis?

Los casos nuevos que ha habido después de la primera vacuna, incluso antes de cumplirse las tres semanas, muestran síntomas  mucho menores. En el asilo de Tui, que se infectó a los 8 o 9 días de la primera dosis, la infección ha mostrado poca viralidad. Ha habido fallecidos, es cierto, pero entre mayores que estaban ya malitos.

¿Cree que se debería recuperar cierta normalidad cuanto antes en las residencias?

Es deseable, los mayores están pagando un precio muy alto. A nadie se le impidió ver a su familia salvo en los periodos más duros de confinamiento, pero ellos llevan desde marzo sin poder darle un abrazo a sus familiares. Cabría pensar si legalmente tiene sentido que se limiten los derechos de alguien por vivir en una residencia. Se hizo así para protegerlos y ellos lo asumieron, pero... Hay que pedirle a las autoridades que revisen con urgencia los protocolos de residencias para permitir que los mayores tengan esa satisfacción. 

Hubo familiares, muy pocos, que optaron por no vacunar a sus mayores.

Creo que están en su derecho, pero esas personas no deberían vivir en una residencia para no poner en riesgo la vida de los demás, de quien se pueda contagiar. Mi derecho a la vida no puede poner en peligro la tuya. Los familiares deberían de proceder de un modo ético y llevárselo a casa. No puedes dejar a esa persona, sin vacunar, en un contexto donde si se contagia podría hacer daño a otras personas. 

También hubo trabajadores que prefirieron no inmunizarse.

Lo mismo. Han sido muy pocos e incluso hay quien en diciembre no quiso vacunarse y ahora sí. El principio de la ética es no hacer daño a los demás. Yo tengo derecho a no vacunarme, pero en ningún caso deberías trabajar con personas vulnerables. Es como ir a 200 kilómetros por hora por una carretera, ¿puedo? Sí, pero... Los trabajadores que no se vacunaron deberían buscar trabajo en otro sitio. 

Surge otro problema, los usuarios y empledos que no pudieron vacunarse o que entran en el centro ahora.

Es una cuestión que hay que resolver. El Sergas tiene que disponer el sistema de vacunación de aquellas personas que no se pudieron vacunar, tanto porque no estaban aún en las residencias como porque estaban de baja. La consellería tiene que resolverlo ya, porque esas personas siguen riesgo. Pero salvando ese tema, yo creo que deberían abrirse las puertas de las residencias y permitir que las personas mayores abracen a sus familiares. Son muy resilientes, pero la situación ya está pasando factura. Las personas con demencia no entienden por qué sus hijos no van a verlos, están enfadados, reclaman a sus seres queridos...

¿Preocupa el ritmo de vacunación?

En nuestra opinión, ya deberían de estar todas las personas mayores de 65 años y todas las personas con enfermedades crónicas. Si se quiere hacer, se hace. Aquí se mandó un equipo a cada residencia a vacunar, cuando la mayor parte de las residencias, sobre todo las más grandes, tienen personal de enfermería que puede vacunar. Poner la vacuna no tiene dificultad, cualquier sanitario puede ponerla. El riesgo que existe al no darse prisa justifica que se tomen medidas rápidas. 

¿Qué falla?

Se ha hecho una utilización política de todo esto. Las vacunas se han convertido en armas que se tiran los unos a los otros, a ver quién vacuna antes, quien lo hace mejor... cuando la cuestión es vacunar a todo el mundo cuanto antes, los sanitarios estarían encantados de hacerlo ya, también por su propio beneficio. Ahora mismo, en Galicia tenemos 12.000 vacunas en un cajón congeladas. ¿Qué hacen ahí? ¡Ponlas ya! Son 12.000 personas que se pueden salvar. Se pierde mucho dinero cerrando el país y, sin embargo, las medidas de vacunación son mucho más eficientes. Hemos hecho campañas de inmunización contra el tétanos mucho más rápidas que esta.

Los siguientes serán los mayores de 80 años.

Habría que agilizar y priorizar a todos los grupos de población más vulnerables, personas mayores, enfermedades crónicas... Ellos también están preocupados, saben que pueden morir. No tiene sentido vacunar a poblaciones con índice de mortalidad bajísimo. Estamos en enero y las cifras de muertos son elevadas todavía, mucha gente no habría muerto de estar vacunada.

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