Ourense despide a uno de los empresarios que más endulzaron la vida de muchos de sus vecinos y vecinas. Este martes se conoció que Miguel Ávila Soto, fundador junto a su mujer de la Confitería Miguel, ha fallecido a los 85 años de edad.
Ahora son sus hijas Pilar y María Gloria quienes regentan un negocio que suma más de 50 años llenando de dulces a toda la ciudad. Son inolvidables todas sus tartas o sus preparaciones para bodas, bautizos o comuniones. Las roscas de Pascua o de Reyes, así como las cañas fritas, son otras de las especialidades que llevan muchos años preparando para los ourensanos.
La trayectoria de Miguel Ávila Soto, pionero
Miguel Ávila Soto, nacido en Santiago de Compostela en 1938, comenzó de aprendiz en el mundo de la pastelería muy pronto. A los 13 años inició su andadura y años más tarde dio el salto a la Confitería Ramos como encargado. Allí dedicó todo su trabajo durante diez años.
El 3 de marzo de 1973 abrió en la calle Bedoya la Confitería Miguel, que se ha convertido en uno de los negocios más conocidos de la ciudad. El pasado marzo, el negocio sopló las 50 velas. También años más tarde abrieron un negocio en Chantada y un segundo local en la ciudad ourensana, situado en la calle Ramón Puga.
Con el paso del tiempo, y el trabajo de Miguel y su mujer Pilar, esta familia logró convertir su negocio en uno de los emblemas de la comida dulce en Ourense. Fueron conquistando el paladar de numerosos ourensanos que no dudan en recurrir a sus productos para sus comidas, eventos o celebraciones.