En su primera Semana Santa ourensana, el obispo monseñor Leonardo Lemos presidió la bendición de los ramos en el Parque de San Lázaro como ya es tradicional. Allí, a las 11,15 horas, se congregaron multitud de niños y familias portando ramos y palmas.
Una vez bendecidos los ramos, el obispo exhortó a toda la concurrencia a que el desfile procesional transcurriese en un clima de religiosidad. Acompañados por una megafonía colocada al paso de La Borriquilla, la calle Paseo registró un lleno al que fue imposible dar cabida a su llegada a la catedral.
Una vez dentro, el obispo presidió la misa y en la homilía con un micrófono inalámbrico, ante la sorpresa de todos, se dirigió a los niños para que subieran al altar. Una vez allí, se dirigió a los presentes para reparar en que el ruido ambiente del templo era atribuido a los adultos y no a los pequeños .
El prelado en la línea de lo que había señalado en San Lázaro insistió en una vivencia de la Semana Santa desde una religiosidad profunda.
Una vez dentro, el obispo presidió la misa y en la homilía con un micrófono inalámbrico, ante la sorpresa de todos, se dirigió a los niños para que subieran al altar. Una vez allí, se dirigió a los presentes para reparar en que el ruido ambiente del templo era atribuido a los adultos y no a los pequeños .
El prelado en la línea de lo que había señalado en San Lázaro insistió en una vivencia de la Semana Santa desde una religiosidad profunda.
