La caída de caudal del embalse hizo aflorar el pueblo y los sentimientos de los que perdieron hace 20 años sus casas

'Si me ofrecieran hoy el dinero para abandonar Aceredo, no lo aceptaría'

El viejo Aceredo ha resurgido de las aguas 20 años después de la construcción del embalse de Lindoso, debido al bajo nivel del agua. (Foto: JOSÉ PAZ)
'Si volviéramos atrás y me ofrecieran otra vez el dinero para construir el embalse, yo no lo aceptaría jamás.
Era el pueblo más fértil de la Baixa Limia y ahora, mira', lamenta Francisco Villalonga, vecino que fue del viejo Aceredo. Han pasado ya 20 años de aquel 8 de enero de 1992 cuando las primeras aguas del río Limia comenzaron a anegar los campos y las aceras del pueblo en lo que supuso la creación del embalse de Lindoso. Como si se tratara de una broma del destino, antes de cerrar el triste aniversario, las aguas?comenzaron a desaparecer dejando al descubierto las casas de Vilar, Perico, Emilio, Rosa o Carrizo. Claro que fue sólo momentáneamente, porque el temporal de lluvia de los últimos días ha comenzado a inundar de nuevo los antiguos pueblos, y el nivel del agua había subido ya ayer unos cuatro metros en el embalse.

Con todo, Domingo González, vecino que fue de O Bao, otro de los pueblos inundados por el embalse, recita casi de carrerilla aquellos nombres de vecinos. Desde su casa asistió al goteo constante de turistas y curiosos para ver las ruinas. Les explicó que son las casas más bajas 'as que nunca contaron que se poderían ver, porque as outras, as tiraron'.

Casas aún a medio caer, cristales rotos y viñedos abandonados conforman un paisaje desolador que estos días han retratado cientos de personas. La imagen, de no ser por el deterioro provocado por el agua, no dista mucho de los cientos de pueblos gallegos semi-abandonados que hoy proliferan en el rural. 'Non entendo por que chama tanto a atención, pero o certo é que eu tamén o viñen ver', confiesa Antonio Ferreira, el que fuera alcalde de Lobios en la época de construcción del embalse. A pesar del tiempo transcurrido, Ferreira recuerda como el primer día aquel proceso. 'Fue un tema duro que lo llevé muy de cerca para que no hubiera ningún error', relata y asegura que 'ya era una desgracia que tuvieran que dejar sus casas, su pueblo,... por eso luché para que consiguieran lo máximo'.

En medio de un conflicto impuesto por la Administración central para cumplir un pacto firmado en su día por Franco y Salazar, Ferreira respaldó a los suyos cuando hicieron una huelga de hambre en el ayuntamiento y también cuando se encerraron en la iglesia de Aceredo. 'Una noche el gobernador civil se presentó en casa y me dijo que tenía al séptimo de caballería preparado en A Gudiña para desalojar la iglesia. Por suerte, me dejaron actuar a mi manera', bromea.

Sobre la supuesta lluvia de millones de pesetas para los vecinos, González y Villalonga niegan que se hiciera negocio con aquello, aunque reconocen que los que menos tenían fueron los más compensados, porque 'si su capital no llegaba a 20 millones, recibían esa cantidad como compensación'.


EDP NO PAGA EL CANON

El Limia, 'el río maldito para los romanos, parece ser que sigue castigando a los que viven en su entorno: el abandono de sus casas, la exoneración del canon por parte de la empresa y ahora el sufrimiento por volver a verlas', apunta José Lamela, también exalcalde de Lobios. Porque la empresa hidroeléctrica portuguesa EDP, que no paga impuestos en territorio español por el aprovechamiento del embalse a pesar de existir una ley que así lo establece. Además, 20 años después hay un conflicto que aún perdura, los vecinos de Aceredo Nuevo luchan para que se les reconozca la legalidad de las viviendas que construyeron en un monte comunal. La actual regidora, María del Carmen Yáñez, reconoce que la legalización de las viviendas es una prioridad para su grupo de gobierno y prevé que se pueda solventar con la aprobación del Plan de Urbanismo, ahora en fase de redacción.

Más allá de aniversarios y conflictos, Lamela dice que Aceredo es un pueblo 'interesante' por sus antigüedad (la antigua Torre de Aceredo data del siglo XIV), el antiguo puente o la trashumancia de la iglesia (originaria de Manín, en 1764 se trasladó a Aceredo, y en el 1992 a Compostela).

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