La peor noche de sus vidas

Varios vecinos de Guillamil, en el concello de Rairiz de Veiga, relatan asustados y cansados cómo pasaron la noche después de que el incendio declarado en el lugar se aproximara al pueblo y pusiese en peligro sus vidas.

Publicado: 15 sep 2020 - 07:00 Actualizado: 17 sep 2020 - 09:41

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Los vecinos de la parroquia de Guillamil -con 238 habitantes según los datos del Instituto Nacional de Estadística-, en el concello de Rairiz de Veiga, pasaron ayer su noche más tensa y complicada, observando con rabia e impotencia cómo las llamas del incendio forestal declarado en las proximidades de la localidad se acercaban peligrosamente a las viviendas, hasta alcanzar el núcleo urbano en la madrugada y quemar varias propiedades.

"Estivemos toda a noite de pé, sen durmir. Non xantei nin cenei co medo que tiña, foi terrible", explica Lola Fernández, una vecina del pueblo que vivió en primera fila el horror del fuego: "Temos na casa un baixo cheo de leña, e saían unhas brasas do tellado que inundaron o aire. Ardeume a finca, os eucaliptos, e grazas aos bombeiros non avanzou máis".

Cerca del centro de la parroquia, al lado de la iglesia, varias familias comprueban los daños del incendio mientras vehículos del servicio de bomberos y de Medio Rural atraviesan las calles de la localidad. "Venimos de Ourense a ver cómo están los parientes y la casa que tenemos aquí", relata Benito Nogueiras, que junto a su esposa se dispone a entrar en la propiedad para evaluar los posibles desperfectos: "Esto es una desgracia, no hay a dónde huir", lamenta.

Marcia Folle detalla "la tensión y la preocupación" que su familia sufrió durante la noche, que duró "hasta las 5,30 de la mañana", ya que hasta ese momento "no paraban de caer tejados y saltar chispas".

La vecina, que vive con su marido y su hijo en el pueblo, cuenta cómo los presentes se volcaron en las labores de extinción, incluido su esposo, el cual "subió con cubos de agua para ayudar a los bomberos a apagar el fuego del campanario", porque de lo contrario "la situación se les iba de las manos", evitando así que el edificio religioso terminase como la casa rectoral, "calcinada hasta los cimientos".

"Se o lume chega a aparecer pola noite e non durante o día, arde a aldea e ardemos todos nós con ela", comenta Lola Fernández

En una de las viviendas situadas en el extremo del pueblo, María Dolores López contiene las lágrimas mientras habla de la "traxedia sen precedentes" que están viviendo, y agradece "os esforzos impagables" que hicieron los vecinos por detener la propagación de las llamas. En su caso, el fuego se detuvo a escasos metros de la vivienda gracias a la rápida intervención "dun grupo de rapaces": "Saltaron o muro para apagar o lume da parte traseira da casa". "Foi moito, a verdade. Mira que teño anos, pero nunca vin desgracia semellante", finaliza con la voz entrecortada.

Marcados para siempre

Vivir de primera mano esta situación ha dejado marca en los residentes de la localidad. "Toda a vida traballando para en dous minutos quedarte sen nada", reflexiona López, mientras Folle incide en que se sienten "bastante tensos y cansados", aunque "la vida avanza y nosotros tenemos que ir con ella". Fernández se resigna a seguir "con medo, por se o lume remanece", y recalca que el pueblo "nunca viuse noutra situación parecida, foi horrendo".

"Se o lume chega a aparecer pola noite e non durante o día, arde a aldea e ardemos todos nós con ela", afirma la vecina, que reflexiona sobre un hipotético segundo caso: "Se se repite algo así, non sei qué imos facer".

Pistas forestales y caminos para regresar a casa en Cualedro

Numerosos conductores de Cualedro se vieron obligados a circular por pistas forestales y caminos en la noche del domingo para regresar a sus viviendas. La Guardia Civil cortó las pricipales arterias de comunicación del municipio a causa del fuego. José Fernández regresaba a su domicilio en Lucenza. "A la altura de O Toural, un guardia de Tráfico no me dejó pasar y tuve que dar un rodeo por O Cabreiro, Novás, Mosteiro y Vilela. Llegué sin problema, pero el fuego daba miedo", recuerda.

El municipio de Cualedro quedó sin suministro eléctrico y servicio telefónico lo que complicó aún más la situación de alarma. "Estuve buena parte de la noche a oscuras, con la luz de velas y linternas", apuntaba otro residente, Manuel Palomanes.

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