El perfil de los usuarios de los comedores sociales de cáritas en Ourense

Una trabajadora, en las instalaciones del comedor social.
photo_camera Una trabajadora, en las instalaciones del comedor social.

En los últimos meses, el perfil de los demandantes del comedor social de Cáritas ha cambiado notablemente. En 2021, la mayoría de los usuarios eran personas sin ingresos económicos que no podían hacer frente a ningún tipo de gasto. Actualmente, sin embargo, el grueso de los comensales son personas con trabajo (más o menos estable), pero a las que el sueldo no les alcanza para cubrir todos los gastos mensuales. “Ahora mismo tenemos muchísimas familias con hijos que no llegan a final de mes con su sueldo, tienen que pagar el alquiler, las facturas, vestirse… y el dinero no da para todo, tienen que priorizar”, detalla Ana Vázquez, trabajadora del comedor. “Lo hemos notado todos: vas al súper, compras cuatro cosas que no te dan para comer más de un día y es carísimo”, recuerda.

El servicio cuenta con varias opciones para los usuarios: desayuno presencial, comida (presencial y en táper) y cena (fría o en táper). Las familias con hijos suelen optar por desayunar en su casa y llevarse la comida y la cena del comedor, ya que cuentan con una cocina en su vivienda. Por tanto, la recogida de táper es la alternativa más común en el comedor.

Comida presencial

La mayoría de los usuarios que acuden presencialmente a las instalaciones de Cáritas son personas que viven en la calle o tienen alquilada una habitación. “Como solo pagan por su cuarto, les cobran aparte utilizar los servicios de la cocina, por lo que acuden al comedor directamente para evitar ese gasto extra”, explica Vázquez. El volumen de esta tipología de comensales no ha variado tanto en los últimos meses, ya que gran parte de ellos se encuentra en una situación de pobreza cronificada.

La trabajadora destaca los programas de empleabilidad promovidos por Cáritas, a través de los cuales muchas personas consiguen dejar de utilizar el recurso del comedor y llevar una vida autónoma. “Se fomenta mucho el empleo, pero es verdad que toda ayuda es poca, la situación actual no ayuda”, apunta.

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