EN LA CIUDAD

La Plaza, un lugar donde “comprar los san jacobos"

photo_camera Belén Iglesias y Alberto González hablaron de la actividad del mercado municipal. (M. ÁNGEL)

Los niños que participan esta semana en las actividades de verano del Aula de Oira descubren la historia del mercado municipal, el por qué de su existencia y los atractivos de los productos típicos que se pueden adquirir.

Los niños inscritos en el programa de actividades de verano del Aula de Oira recibieron ayer la visita del gerente de la Plaza de Abastos número 1, Alberto González, y de la concejala de Educación, Belén Iglesias, con el objetivo de conocer de primera mano el funcionamiento del mercado.

Lo primero es responder a la pregunta que lanza la concejala: "¿Qué cosas podemos encontrar en la plaza?". Los pequeños se van animando a contestar tímidamente: "Pescado, carne...". Por tanto, "al mercado municipal se va principalmente a comprar alimentos, en especial aquellos que son frescos", remarca Alberto González.

Uno de los objetivos de la actividad es fomentar el debate y la participación. Por ello, Iglesias continúa con la ronda de preguntas que ha iniciado: "¿Qué comida os gusta más de todas las que se pueden hacer con alimentos del mercado municipal?". "Los san jacobos", responden dos niños sentados en la segunda fila. La cosa pinta bien. Cuando menos interesante para una persona como yo que prácticamente sólo concibe este plato tradicional suizo empaquetado y congelado. Seguramente hace 88 años, momento en el cual se abrió la plaza de abastos, a nuestros abuelos no se les hubiera ocurrido hacer alarde de tanta imaginación para responder a dicha pregunta.

Concentración

La siguiente cuestión requiere de una gran dosis de concentración de los menores para tratar de dar con una posible solución. "¿Dónde se compran los san jacobos?", dice Alberto González. Ante el silencio del aula la concejala opta por dar pistas. " ¿Creéis que es en la pescadería, en la carnicería, en la frutería?". La lista de opciones se queda corta y así se lo hacen saber la veintena de niños participantes en la actividad para conocer la plaza de abastos. "La respuesta está clara", apunta uno de ellos, "en una tienda". Mira que nos gusta complicarnos la vida.

La historia de las plazas de abastos es otro de los puntos importantes de este debate colaborativo. La razón de ser de los mercados municipales va más allá de la acción de comprar y vender."Surgen porque antiguamente todos los vendedores se encontraban dispersos por distintos puntos de la ciudad. De ahí los nombres que designan a nuestras plazas: la plaza del Trigo, la plaza del Hierro... Con el fin de mantener unas condiciones sanitarias óptimas se agrupa a todos en un mismo edificio para poder llevar un riguroso control de los productos", aclara Alberto González.

La atención se centra ahora en otro tema. Los niños vocean las palabras interior y exterior para indicar en qué parte del mercado podemos encontrar cada alimento. Semejan las nociones musicales de una orquesta. "¿Dónde se encuentran las flores?", pregunta el gerente. "En el exterior", responden. ¿ Y la carne?, cuestiona Belén Iglesias. "En el interior", añaden rápidamente los niños . Y así sucesivamente, como si de una prueba de velocidad se tratase.

Está claro que la plaza de abastos de Ourense es un mercado tradicional en el que todavía se conserva la zona de las rianxeiras, a donde acuden los particulares a vender los excedentes de sus huertas. De hecho, así lo vimos en las imágenes. Aunque yo, en todo caso, lo digo con reservas tras escuchar a uno de los niños del fondo susurrar a su compañero que “el de la foto parece el Wismichu”.

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