En Ourense, se suspendió el recorrido exterior del Viernes Santo por culpa de la lluvia, aunque sí salió la Virgen de la Soledad el sábado

Las procesiones abarrotaron los templos y plazas

La procesión, en el interior del templo por culpa de la lluvia. (Foto: MARCOS ATRIO)
La Procesión de Os Caladiños, a las siete de la mañana de ayer, evidenció un año más la devoción de los ourensanos por la Virgen de la Soledad de la parroquia de la Santísima Trinidad.
El recorrido hasta la catedral fue seguido, pese a la petinaz lluvia, que hizo que hubiera que tapar a la Virgen con plásticos, por numerosos devotos que abarrotaron el templo, en donde posteriormente tuvo lugar el Vía Crucis y el sermón a cargo del párroco de Lobeira José Seijo. Éste último habló del papel de la Virgen en el Concilio Vaticano II. Ya por la noche las distintas parroquias dejaron paso a la Vigilia Pascual.

La lluvia provocó el Viernes Santo que hubiera que suspender la procesión del Santo Entierro en la ciudad.

El Vía Crucis de As Ermidas ( O Bolo), uno de los más ancestrales de la provincia, llenó de fieles el paso por las 14 estaciones que lo componen.

El templo de San Salvador de Celanova se llenó para asistir a la escenificación de la Pasión. Una representación teatral que, cada Viernes Santo desde 1992, protagonizan alrededor de 40 jóvenes de la villa dirigidos por Alfredo Vázquez Dorado.

Por la tarde, la lluvia motivó que la Procesión del Santo Entierro se trasladara a las dependencias del Claustro Barroco. Un acto solemne que donde la participación de cofrades y fieles fue más numerosa que en años anteriores.

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