Coronavirus en Ourense

Ourense reivindica su sitio en la desescalada: “Aquí es todo diferente"

Paderne de Allariz. 23/04/2020. Entrevista a Gerebrando Fernández Gómez en su huerto.
Foto: Xesús Fariñas
photo_camera Genebrando Fernández, cuidando su huerto en Paderne de Allariz. (Foto: Xesús Fariñas)
El golpeado sector primario y el "Ourense vaciado" reclaman una discriminación positiva para evitar una herida todavía más profunda

Camino de cerrar la sexta semana de confinamiento y con la confirmación de que al menos el estado de alarma se prorrogará hasta el 9 de mayo, el anuncio del Gobierno de que hay que empezar a preparar ya la desescalada para que el ámbito social y económico comience a recuperar el pulso perdido y de que el proceso será asimétrico en función de cada territorio, emergen voces en Ourense que reclaman que las singularidades de la provincia y su idiosincrasia sean tenidas en cuenta.

"Todo lo que ha pasado y lo que todavía queda por pasar debe permitir hacernos reflexionar sobre la necesidad de recuperar los valores y la riqueza del sector primario. La vida de las ciudades depende de la buena salud del medio rural, por ello es necesario poner la vida allí. No es que la desescalada pueda ser asimétrica, es que tiene que serlo porque la situación no es la misma por territorios ni afecta igual a todas las personas", sostiene el profesor del Campus Alberto Vaquero, avisando también de la "necesidad de tener cautela y vigilar de cerca la movilidad para evitar situaciones de peligro, porque el peso de la población mayor de 65 años es elevado".

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Reivindicaciones

Representantes de sectores estratégicos, colectivos y alcaldes piden paso en la desescalada que comenzará las próximas semanas, reclamando que por fin llegue la siempre demandada discriminación positiva para que la herida abierta en el "Ourense vaciado" no se haga más profunda."No se puede legislar de la misma manera en el rural, aquí todo es muy diferente y pedimos medidas adaptadas a nuestra situación porque si no lo que se avecina es gordo, todo se está viniendo abajo", sostiene la alcaldesa de Vilariño de Conso, Melisa Macía, preocupada "porque muchas cosechas se están retrasando y se van a perder".

En el sector del vino dan buena cuenta de esto, como apuntan por desde Valdeorras, preocupados por el hecho de que muchos viñedos lleven sin trabajarse estas semanas por la prohibición de desplazarse más de 500 metros . El vocal de comercio de la Asociación Empresarial de Valdeorras (AEVA) y propietario de una tienda de productos agrarios y plantas, Carlos Terán Búa, plantea la posibilidad de que una parte importante de estas fincas no vuelvan a ser explotadas. "Mucha gente mayor ya no mantenía el viñedo por su edad". Esta circunstancia lleva aparejado un daño colateral, que "estos viñedos van a transmitir las enfermedades a los que están alrededor".

Miedo en las viñas

Los viticultores tienen miedo a trabajar sus viñas, incluso cuando estas no distan lejos de su vivienda. La presión policial, especialmente de la Guardia Civil, provoca una seria desconfianza entre ellos. Los avisos de los agentes a un buen número de agricultores llevó a estos últimos a quedarse en casa, esperando que el Gobierno relaje las prohibiciones dictadas desde el inicio de la crisis.

La norma establece que únicamente pueden acceder a las viñas los agricultores a título principal, o lo que es lo mismo, debe tener la viña inscrita en el Registro de Explotaciones Agrarias y que al menos un 50 % de su renta provenga de la actividad agraria, principalmente. Son muchos los viticultores que no los cumplen y que apenas disponen del carné de manipulador. Esta realidad fue confirmada por el presidente del Consello Regulador da Denominación de Orixe Valdeorras, José Luis García Pando. "Os que pagan a Agraria non teñen problema, mais a maioría non son agricultores a título principal", dijo. El máximo responsable del organismo vitivinícola valdeorrés apremió una solución a esta situación y confía en que el lunes próximo puedan comenzar trabajos que hasta ahora no son permitidos. "Xa empezan os tratamentos. Os traballos de campo hai que facelos, se non, pérdese a colleita. O sulfato non se pode dar noutro momento", comentó.

Dificultades

Con ciertas complicaciones está, por ejemplo, el alcalde de Paderne de Allariz, José Manuel Fernández, que dispone de un pequeño viñedo que trabaja a título particular pero que está a más de un kilómetro de su domicilio, un desplazamiento que no le ocasionaría ningún problema al no estar en contacto con nadie, pero que ahora es imposible. "Podería ir sen problema, pero a normativa está para respectarse. O que pasa é que se estropea e tamén está sen desbrozar, co problema que supón tamén para incendios", sostiene el regidor de Paderne, que también ve necesario empezar a relajar las medidas por el rural, que apenas le permite , al igual que su hermano Genebrando, cuidar su finca particular en las inmediaciones de su domicilio. "A xente podería facer unha vida case normal, gardando as distancias loxicamente pero aquí hai sitios dabondo para pasear sen atopar a ninguén. Hai 40.000 cousas que se poden articular e darnos un pouco de liberdade", dice José Manuel Fernández.

La Consellería de Medio Rural recuerda que los profesionales del sector agrario sí pueden trabajar, al igual que también se puede desplazar cualquier vecino para cuidar los animales. Avanzan que "se irán producindo relaxacións" cuando lo permita el Gobierno. Aunque reconocen molestias, "aínda estamos en tempo de facer as plantacións", lo que da margen. La protección contra los incendios está "garantida".

Análisis profundo

"Unha vez iniciada a desescalada haberá que sentar e facer unha análise clara de danos. As consecuencias sociais e económicas por abandono de actividade vai ser importante, ao igual que os prezos de cara a vendima", indica el presidente del Consello Regulador de la DO Ribeiro, Juan Casares. Tiene claro que, por una parte, realizar la desescalada en el rural es menos complicado. "Aquí pouca xente deixou de traballar no sector agrario, con moitas medidas de protección iso si. Os viticultores non pararon, no Ribeiro a xente segue indo ás viñas, afortunadamente. E menos mal, porque se se tivese parado ao completo, as consecuencias poderían ser catastróficas". 

Lo que tiene claro es que hay que ponerse a trabajar en el día después. "O rural debera saír reforzado desta crise, o mundo rural que dispensa os alimentos e a sociedade debera darse conta; outra cousa é que iso vaia suceder", apunta Casares. Defiende que la protección del tejido productivo agrario es básico, porque "se non tes quen te xera autosuficiencia nunha crise así, imos mal". Por ello, cree que la desescalada debe empezar por algo claro: "Facer nuha diagnose de como se danou todo para comezar unha reconstrución. E debemos pasar do "queda na casa" ao "todo debe quedar na casa". 

Concienciación

El alcalde de Paderne destaca el gran esfuerzo de sus vecinos, al igual que el regidor de Viana do Bolo, Secundino Fernández, al señalar el "comportamento exemplar" de la gente durante el confinamiento, compartiendo que los núcleos rurales "deberían contar con moita máis liberdade para facer os labores do campo, plantar as patacas ou limpar fincas porque non se relacionan con outra poboación". Con todo, puntualiza que en la capitalidad, con más actividad, quizá haya que ir  más despacio, aunque ve factible trabajar en la apertura de los negocios cerrados "porque hai que ir recuperando a vida económica pouco a pouco".

cdr

Acostumbrado a pelear por el rural está el CDR O Viso, con su portavoz, Toño Rodríguez Corbal echando en falta "que cando se decretou todo isto se fixeran salvedades co rural, xa que ante realidades distintas hai que aplicar cousas diferentes". Rodríguez Corbal confía en que la desescalada "teña en conta todo isto porque as distancias pódense gardar, xa que aquí, por desgraza, sabemos estar confinados, xa que eu ó longo do ano podo saír por Lodoselo e non cruzarme ninguén". 

Medidas "distintas"

Es la misma visión que apunta Cristina Martínez, educadora social  del proyecto "Boa vida no rural", que se desarrolla en Pontedeva y Padrenda. "É moi difícil dar solucións xerais para realidades tan distintas. En Vigo pasa tanta xente por un supermercado como se aquí saísemos todos os veciños á vez á rúa. Sería ilóxico tomar medidas uniformes. Nós facemos compras, acercámonos ás casas da xente, pero eles non poden saír. Moitos teñen o seu terreo para airearse, pero hai xente moi maior que se desfixo das fincas e que o seu único paseo diario agora era pola rúa, é unha realidade que se ten que ter en conta. As medidas deben ser distintas", apunta. 

 Sergio Blasi, que vive en Fonteantigua, un pueblo de Carballiño con solo cinco vecinos, alude a  la "tranquilidade" con la que viven allí. "Non notamos moito o confinamento, a xente sae a airearse, aquí non pasan coches, non hai unha estrada principal, e incluso os veciños imos vernos para ver como estamos, sen tocar e gardando as distancias. Algúns empezaron a traballar as fincas, aínda que estean a algo más de distancia, porque os cultivos hai que traballalos", indica, dando buena cuenta de  que "un tempo pódese deixar, pero hai labores que facer". 

Sin muchos daños en cultivos

Los daños en los cultivos no son demasiados, como aclaran las asociaciones de cazadores. Antonio Mota, presidente de la Unión de Tecores de Galicia, precisa que "ha sido la mejor época para que sucediese esto, la incidencia en cultivos es baja, casi no hay daños, y ya se había terminado la temporada de caza mayor", explica. "No hay cosechas por recoger, por lo cual los daños son menores, aunque si se extiende mucho más empezará a haberlos", indica Mota, que también cree que muchas zonas del rural dice que "puede hacer una vida más normal, con unas circunstancias que nada tiene que ver con las ciudades". Por eso, cree que debe haber soluciones distintas. "Igual que al principio se tuvieron que blindar más, ahora deberían tener soluciones distintas". María Páez, ganadera de Viana, señala que lo que toca es "esperar ao que diga o Goberno" y se muestra pesimista "porque se non hai servizos, pouco se vai facer".

Papel crucial

El coronavirus amenaza las economías locales al poner en jaque a sectores clave. Así están, por ejemplo, en Valdeorras con la pizarra, con Carballeda como epicentro. Su alcaldesa, María del Carmen González, reconoce la "preocupación porque la comarca depende en un 99% de lo que suceda". Con todo, ve con buenos ojos que el lunes varias empresas retomen la actividad "porque si no se arranca, probablemente caerán un número importante de ellas". Asegura la alcaldesa "que se nota que los trabajadores también desean empezar" y pone en valor el esfuerzo de las empresas por adaptarse a las circunstancias. El empuje de la pizarra se antoja clave para reactivar Valdeorras. "Se espera mucho cierre y mucha jubilación", explica el empresario Carlos Terán. 

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