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Presidente del Colegio de Arquitectos de Ourense
Rafael Castro Armesto, presidente del Colegio de Arquitectos, reflexiona sobre los diferentes modelos de ciudad, el estado de conservación del patrimonio de Ourense y hacia dónde se debe caminar en materia de arquitectura para posicionarse como una urbe moderna y de primer nivel, cumpliendo tareas pendientes como la aprobación de un Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) actualizado.
¿Qué modelo de ciudad sigue Ourense?
No tiene uno definido. Es la típica ciudad que arrancó su crecimiento a partir del medievo. Y este fue totalmente desordenado, debido a su topografía. Solo del centro histórico hacia el río resulta más o menos lógico. Se avanzó en torno a los caminos, como se expande A Valenzá junto a la avenida de Celanova, siguiendo las curvas y trazado de la carretera.
¿Y cómo está creciendo ahora la ciudad?
Su crecimiento es nulo ahora mismo. Lo tendría que marcar el PXOM, que se encargaría de determinar hacia dónde debe expandirse y cómo. Tenemos zonas dormitorio, como Seixalbo y Barbadás, pero la ciudad necesita un estudio para desarrollarse. Falta previsión.
¿Por qué surgen tantas dificultades en la tramitación de un nuevo PXOM?
Hay varios factores que influyen en que no salga adelante, con el del 86 aún en vigor. Es muy difícil de aprobar a nivel político, al entrar en colisión intereses muy distintos y contrapuestos. A unos les beneficia, a otros les perjudica. En Ourense las cosas se hicieron muy mal. Se encargó el plan a uno de los mejores equipos de Galicia, pero hubo muchas polémicas y miles de alegaciones, así que no ha salido adelante esta herramienta, que ayudaría a nivel jurídico a la hora de tramitar licencias. El plan ahora mismo redactado para su aprobación entra en conflicto con el anterior en varios puntos. Entonces, ¿qué criterios deben seguir los técnicos? Si un plan defiende la construcción de una casa en determinado lugar, y el otro de un camino, ¿construimos la casa y la tiramos abajo después?
¿Qué opinión le merece la situación del Casco Vello?
Hasta que no se lleve a cabo un plan de rehabilitación, es difícil que pueda mejorar su situación. Debemos atender a la población, con un plan que tenga también en cuenta el problema del transporte, con aparcamientos próximos y una serie de servicios, rehabilitando esta zona histórica para que más gente quiera vivir ahí, cuando los que ya lo hacen están encantados por su magia. Y, fuera del Casco Vello, también hay muchos edificios con necesidades de mejora en eficiencia energética y habitabilidad que las comunidades se ven obligadas a afrontar. Es fundamental que existan ayudas para fomentar que se enriquezca lo que ya tenemos. En los años 70 y 80 se realizaron muchas edificaciones de escasa calidad arquitectónica que convendría rehabilitar.
¿Cómo valora el resultado del proyecto de Ciudad 30 en Ourense? ¿Ya ha caído en el olvido?
Lo que ocurre es que no se trata de colocar unas señales donde ponga que hay que ir a 30. Las pones a 10 y los vehículos seguirán circulando a la velocidad que les permita la vía. Por lo tanto, se deben realizar una serie de actuaciones urbanas. Había un proyecto muy interesante para Ourense, pero no se tuvo en cuenta, entre la inacción y los intereses contrapuestos. La pandemia fue el momento perfecto para convencer a la sociedad de que debemos reducir el espacio para los coches y aumentar el de las personas. Pero se hacen grandes inversiones sin buscar esa línea de peatonalización. Marcelo Macías, por ejemplo, a pesar de tantos meses de trabajo, sigue siendo la misma calle que hace 40 años: incómoda para los peatones, generadora de embotellamientos en las horas puntas, difícil de cruzar… El cambio ni se plantea. ¿En qué hemos avanzado? En nada. La peatonalización supone una gran inversión para que el tráfico circule de manera más lenta, sí, pero más fluida, con menos semáforos. Seguimos sin ver bicicletas o patinetes, porque la gente no se atreve.
Y el famoso bum de la vivienda rural, ¿es una realidad?
Sí que hubo un repunte importante de personas que escaparon al rural tras sufrir situaciones de habitabilidad inadecuadas, pero esta parte del territorio debe ofrecer algo más, para que no se emplee solo de dormitorio y la gente pueda hacer su vida en esas zonas. El teletrabajo es clave. En pandemia mucha gente se acordó de las antiguas viviendas de sus abuelos e implementaron reformas en ellas, pero no creo que se conviertan en la vivienda habitual. Otra cuestión es el tema del extrarradio, que tendrá más continuidad. La gente busca espacio, porque esta puede ser la primera pandemia de muchas. En casas con piscina… ahí sí que ha sido brutal el bum.
¿Se han apagado las voces críticas con el proyecto de la Intermodal?
Este es otro ejemplo de que Ourense es la ciudad de las oportunidades perdidas. Las voces no se han apagado, y una de ellas es la del Colegio de Arquitectos, que mantiene que la Intermodal va a generar más problemas que soluciones en el entorno de la ciudad. Servirá para que el tren de alta velocidad pare y se marche, sin mejorar el funcionamiento del tráfico en la zona, con Eulogio Gómez Franqueira totalmente saturada, y la inversión fue muy grande. Todavía estamos a tiempo: el edificio no está licitado. Se ha hecho una estación de bus que nadie echará de menos si es demolida.
¿Qué opina de las obras en el entorno del Puente Romano?
Más allá de la mejora en los accesos, ha faltado un estudio previo de cómo afecta esta intervención al elemento patrimonial más importante de la ciudad. Ya cuando se ejecutó la N-120, parte de los pilares quedaron tapados. Ahora el hormigón los esconde aún más. No se aprovechó la oportunidad de descubrir el monumento. Me sorprende mucho que Patrimonio haya aprobado la obra. En cuanto a la N-120, sería un triunfo para la ciudad desplazarla de donde está ahora, porque la separa del río de una forma muy agresiva.
Y el termalismo…
Otra oportunidad perdida. ¿Cuántas ciudades pueden presumir de tener aguas mineromedicinales en su subsuelo? Tenemos que impulsarlo, pero se necesita de visión y de una inversión grande, con un PXOM en el que el termalismo sea un punto clave, construyendo las infraestructuras necesarias. Como podemos ver, todo está enlazado.
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