Semana Santa en Ourense | Los ramos de la fe unen generaciones

Ni el sol se quiso perder un domingo de Ramos en el que ourensanos de todas las edades pudieron celebrar el inicio de la Semana Santa por todo lo alto, con la tradicional procesión de la “borriquita”, el sermón del obispo, las palmas y, como no, la ropa nueva.

La Semana Santa ya comenzó, y esta no es una más, puesto que al mismo ritmo que la pandemia comienza a remitir, las tradiciones regresan con todo su esplendor, y así lo reflejaron los asistentes a la característica procesión de la “borriquita”, en la que se dieron cita cientos de ourensanos. Las caras y las palabras eran de una gran emoción, y a pesar de que la gran mayoría portaba mascarilla, la sensación fue de cierta “normalidad”.

Como es habitual, los fieles acudieron en familia, con una unión generacional que deja patente los valores de estas fechas, que el obispo resumió es “salud, compañía y paz”. “De manera especial vamos a pedir salud para nuestros hogares, compañía para nuestros hermanos ancianos, el descanso eterno para tantos como han encontrado la muerte a través de esta enfermedad -el coronaviurus- y de otras, y la paz en el mundo, de manera especial la paz en Ucrania”, afirmó Leonardo Lemos a los fieles congregados en el parque de San Lázaro, frente a la Subdelegación del Gobierno, desde donde comenzó una procesión que culminó con una misa en la Catedral.

Para algunos, acudir a este evento es una tradición que llevan cumpliendo toda la vida, y para otros, esta fue la primera vez, como ocurrió en la familia López, que ayer congregó a tres generaciones. “Hemos traído al niño pequeño, que es la primera vez que viene. Estaba entusiasmado con su palma, levantándola, y alucinaba mirando para todos los lados”, afirmó Ylenia, al lado de quien la hizo debutar en estos menesteres, su madre María Teresa, quien ayer se mostraba feliz por la unión familiar. “A Ylenia la traía desde pequeñita, me gusta que se mantenga la tradición”, aseguró. A la hija le cuesta recordar la primera vez que acudió a esta procesión -como seguramente le pasará a su retoño-, aunque sí que recuerda que “siempre estrenaba ropa”.

La ropa nueva es otra parte de la costumbre que las familias se esfuerzan por mantener, como la de Nathaniel Saul, quien destaca de esta semana “el recogimiento espiritual”. “Son tradiciones y hay que mantenerlas, respetarlas y llevarlas a cabo, forma parte de nuestro patrimonio etnocultural español”, aseguró, y se mostró feliz por el receso de la emergencia sanitaria y por el buen tiempo, ingredientes todos que contribuyeron a que la jornada fuera plácida y emotiva.

Los más veteranos afirman que el ramo, una vez bendecido, hay que guardarlo hasta el año que viene. Ese fue otro de los momentos más intensos, cuando el obispo salió a bendecir unos ramos que los feligreses se esforzaban por elevar tanto como sus brazos les permitían. 

Las costumbres pesan mucho esta semana, para algunos incluso que la fe o la pertenencia religiosa. Este es el caso de Alicia López, una habitual de esta procesión, que asegura acudir cada año porque “es costumbre de mi madre”. “La Semana Santa para mí representa poca cosa, pero creo que hay que ser bueno todos los días y portarse bien, y así ser feliz”, aseveró. En todos los años que lleva asistiendo, detectó un importante cambio de actitud: “Hoy ya no es la Semana Santa que era, ahora la gente se va a la playa, o va de viaje”. Posiblemente, muchos ourensanos viajen esta semana, y otros turistas vendrán, pero por lo visto ayer, los ramos unen.

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