De sala de lectura en los 90 a nueva librería en O Couto

Laura Fábrega, responsable de Volando Libre.  JOSÉ PAZ
photo_camera Laura Fábrega, responsable de Volando Libre. JOSÉ PAZ
La ourensana Laura Fábrega inaugura hoy Volando Libre en la rúa Ervedelo. Aunque emprender es deporte de riesgo, es optimista y ve mucha vida en esta calle. 


La ilusión por ver que nace un negocio en el barrio hizo que muchos vecinos de O Couto ni se lo pensasen y entrasen “hasta la cocina”. Desde hace unas semanas, en el número 23 de la rúa Ervedelo luce un moderno cartel que reza “Librería Volando Libre”. Laura Fábrega (Ourense, 1984) es la emprendedora detrás de este proyecto que alegra una calle afectada por la crisis con más persianas bajadas que luces encendidas. “A mí me dio la sensación contraria. Aquí hay negocios de toda la vida, muchos que llevan más de 30 años. Hay gente emprendiendo y es una zona de mucho tránsito. Es una calle con vida”, explica la librera. En estas semanas de colocación de la mercancía, mientras los de O Couto se “colaban” en la tienda que abre hoy al público por primera vez, también fue enterándose de una historia que hace mucho más literario su negocio.

“Fue muy bonito enterarme de que en los 90 esto era una sala de lectura de Caixa Ourense. Me hizo mucha ilusión. Yo no soy del barrio, pero mis amigos sí recuerdan cuando venían a esta biblioteca. Que ahora esté en el mismo local mi librería es bonito, es como que sigue esa relación con los libros”, se emociona Fábrega. 

Volando Libre no es una librería tradicional. Además de literatura para niños y adultos (hay secciones dedicadas a naturaleza, arte…); también tendrá un espacio para talleres. Desde ilustración a artesanía, lo que surja. “Un poco lo que me vaya ofreciendo la comunidad. Quiero dar espacio también a los artesanos”, dice esta joven.

Lo del nombre de Volando Libre también tiene su historia. Cuando Laura le contó a un amigo que iba a dejar su trabajo estable en una librería del centro, después de 10 años, el colega le dijo: “Laura, volando libre”. Cuenta la librera que además de ese relato de atreverse a dejar el trabajo fijo, “también se une la idea de leer, de dejar volar la mente… Y eso conectaba con mi situación de romper con todo y emprender mi camino”.

Y aunque emprender es deporte de riesgo, Fábrega es muy optimista: “De momento mucha ilusión. No hablemos de miedo todavía”. 

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