Esa sensación de “déjà vu"

CRÓNICA

Los últimos movimientos de Villarino evocan a lo sucedido tras las elecciones municipales, cuando el PSOE forzó la máquina para tejer acuerdos que nunca llegaron. La caprichosa aritmética que depararon las urnas, culpable.

Publicado: 11 feb 2021 - 07:23 Actualizado: 11 feb 2021 - 10:51

Manuel Baltar, Rafael Rodríguez Villarino, Montse Lama y Pérez Jácome (ARCHIVO).
Manuel Baltar, Rafael Rodríguez Villarino, Montse Lama y Pérez Jácome (ARCHIVO).

Vuelven a sonar tambores de guerra en la política ourensana meses después de que la ruptura del acuerdo que suscribieron PP y Democracia Ourensana en junio de 2019 pusiese en jaque, principalmente, la gobernabilidad del Concello de Ourense, pero también afectando a la Diputación, donde los populares están en minoría tras abandonar el gobierno el diputado de DO Miguel Caride.

Dos escenarios diferentes pero, al fin y al cabo, una sola película dado que los movimientos del Pazo Provincial tienen sus efectos en la casa consistorial de la ciudad y viceversa.

Lo sabe bien el PSOE de Rafael Rodríguez Villarino, que lleva un par de semanas agitando el avispero para explorar una moción de censura en la Diputación ya complicada de por sí, al necesitar la participación de cuatro partidos muy alejados en sus postulados, pero que se entrelaza con la situación del Concello.

Bazas

En el meollo de la ecuación está otra vez Democracia Ourensana, una situación que recuerda a la vivida en las jornadas posteriores a las elecciones municipales, cuando era una incógnita la conformación de los gobiernos local y provincial al no haber una mayoría clara en el Concello y haber perdido el PP la mayoría absoluta en la Diputación.

Si en aquel momento DO y su líder, Gonzalo Pérez Jácome, tenían una buena mano para negociar (sus votos eran claves para decantar la mayoría en uno u otro sentido), su baza es ahora mejor, al estar atrincherado en la Alcaldía sin temor a que haya una alternativa que lo desbanque, ya que ni PSOE ni PP están por la labor de tender puentes para articular un gobierno alternativo en la ciudad, pero también con la circunstancia de la situación interna de DO, con los críticos encabezados por Miguel Caride repudiando a Jácome.

Pese a esto, Villarino vuelve a apuntar alto y habla de que los socialistas están "esperanzados" después de las conversaciones mantenidas para desalojar de la presidencia del gobierno provincial a Manuel Baltar, al que ve "nunha situación de extrema debilidade". A nadie se le escapa, sin embargo, que en el hipotético caso de que el socialista lograse convencer a DO, Ciudadanos y BNG, los apoyos no serían gratis y, como sucedió tras el 26-M, cuando Jácome le exigía a Villarino la Alcaldía (el portavoz del PSOE llegó a ofrecer un reparto durante el mandato) para tejer un acuerdo, ahora el regidor necesitaría que los socialistas contribuyesen a garantizar la gobernabilidad de la ciudad de As Burgas, comprometida por la falta de Telmo Ucha por enfermedad.

Ese movimiento de desbloquear la actividad municipal lo ha dado, sin embargo, el PP al integrarse de manera temporal en la junta de gobierno con la presencia de su portavoz, Flora Moure, lo que da el oxígeno necesario a Jácome para seguir tirando. Esa maniobra supone, en opinión de Villarino, utilizar la ciudad "como moeda de cambio", hablando de que Manuel Baltar "revende" Ourense "como xa fixo co pacto da vergoña".

Propuestas cruzadas

El otro destinatario del mensaje del PSOE es Ciudadanos, dado que con el BNG ni siquiera se ha reunido al dar por descontado que apoyarán cualquier acuerdo, algo que no ha sentado bien al nacionalista Bernardo Varela, que ha dejado claro siempre que para él lo importante es negociar un programa de gobierno.

Desde la formación naranja, sin embargo, siguen desmontado ese optimismo en el que está instalado Villarino, al insistir de nuevo ayer en que "la propuesta trasladada por el PSOE nos parece a todas luces rocambolesca", pese a que también se puso sobre la mesa la posibilidad de que la diputada de Cs, Montserrat Lama, ocupase la presidencia de la Diputación.

La representante naranja ha sido también tentada por Manuel Baltar, ofreciéndole la vicepresidencia segunda vacante desde la salida de Miguel Caride –que curiosamente ahora se deja querer por Villarino y no vería con malos ojos ir en contra de sus antiguos socios– para sumar así la mayoría absoluta que garantice de nuevo la estabilidad.

Esta otra oferta no convence tampoco, al menos de momento, a la dirección de Ciudadanos, que "pide pensar menos en líneas rojas y en sillones", abogando por explorar un acuerdo a tres con PP y PSOE en Diputación y Concello, desalojando por tanto a Jácome de la Alcaldía de Ourense, una mediación que buscó sin éxito las últimas semanas el portavoz de Cs en el Concello, José Araújo. Otro ejemplo más de que en la política ourensana, de un tiempo a esta parte, hay una sensación de "déjà vu".

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