Los trabajadores de la provincia cobran una media de 700 euros, frente a los 500 en el país luso

Los talleres textiles ourensanos pierden clientela que se va a producir a Portugal

Trabajadoras en un taller textil. En Ourense se cobra una media de 700 euros, frente a los 500 en Portugal.
Primero fueron las grandes compañías textiles las que se marcharon a producir fuera y ahora cada vez lo hacen más las medianas -sobre todo a Portugal-, lo que deja a los talleres textiles ourensanos cada vez con menos clientes. El país luso cuenta con mano de obra más barata, ya que los trabajadores ourensanos cobran unos 700 euros, frente a los 500 que perciben en Portugal. No obstante, la reducción de la carga de trabajo dificulta la continuidad de estos negocios y entre diciembre y enero han cerrado tres en Ourense
Las dificultades que atraviesan los talleres textiles ourensanos continúan agravándose. La marcha de grandes empresas a confeccionar sus prendas en el extranjero ya dejó a los talleres productivos ourensanos sin buena parte de su carga de trabajo, lo que provocó un fuerte reajuste -con numerosos cierres-, mientras los que quedaron se vieron obligados a recurrir a medianas empresas de moda para subsistir.

No obstante, ahora también estas firmas se están marchando a producir al extranjero, fundamentalmente a Portugal, lo que está complicando aún más la situación que atraviesan los talleres ourensanos. Y es que en el país vecino los sueldos de los trabajadores son notablemente inferiores a los de aquí, a pesar de que los de Ourense son ya bajos. Un empleado de un taller textil -la mayoría son mujeres- perciben unos 700 euros, pero en Portugal cobran unos 500.

Pago, a la entrega
De hecho, el país luso es ahora el lugar donde las compañías concentran su producción, pues cobran una vez entregan la mercancía (a diferencia de China o India, que requieren el pago por adelantado, algo a lo que no pueden hacer frente en la actual situación económica).
El presidente de la Asociación de Talleres Textiles de Ourense, Vitaliano Falivena, cuestiona este nuevo modelo de producción, en el que se pretenden dejar en Galicia las actividades vinculadas al diseño y se llevan fuera las de producción. “Cada vez estamos más abandonados”, apunta, cuestionando que desde la Administración “ni se molestan en recibirnos”, a pesar de que el conselleiro de Industria, Javier Guerra, tiene empresas en este sector.

Falivena asegura comprender la posición de los empresarios que buscan la mayor rentabilidad para sus negocios, pero argumenta que la Xunta debería exigir que las empresas a las que otorga subvenciones mantengan su producción aquí y que ese dinero se reinvierta en la economía gallega. De hecho, con el anterior Gobierno del bipartito habían alcanzado un preacuerdo para aplicar esta medida, pero nunca se puso en marcha. También reprocha a la Administración que no encargue los uniformes o productos textiles de diversos servicios públicos a empresas que los confeccionen aquí.

Tres nuevos cierres y 26 despedidos
La marcha de las grandes y medianas empresas a producir fuera de la provincia motiva que los clientes de los talleres textiles queden reducidos cada vez más a pequeñas firmas de moda.

Además, en los últimos meses, los talleres ourensanos han buscado clientes de fuera de Galicia, fundamentalmente en las comunidades del norte de la Península.
Sin embargo, entre diciembre y enero, se han producido tres nuevos cierres en el sector -un taller con diez trabajadores y otros dos con ocho empleados-, continuando así el proceso de desaparición del que fue uno de los sectores más relevantes de la provincia durante la década de los 90.

“Aguantamos”
Las empresas que quedan “aguantamos como podemos”, valora Vitaliano Falivena, ya que, según añade, no ven una salida laboral o alternativa viable. Y es que la mayoría de los empleados supera los 40 años o incluso los 50, una edad muy complicada para poder encontrar un nueva ocupación laboral y con una plantilla justa para poder dar salida al poco trabajo que tienen.

Te puede interesar