Una tentativa de homicidio en Ourense que acabó con el insomnio

Las peleas constantes de una pareja mantuvieron en vilo durante un año a los vecinos del número 26 de la calle Camelias de Ourense. El jueves, un intento de homicidio desencadenó que saliesen de allí: una fue llevada a Comisaría y la otra, herida, al hospital

Los vecinos del número 26 de la calle Camelias afirman que ayer durmieron tranquilos después de un año despertándose en mitad de la noche: los gritos de sus vecinas, en los rellanos y desde el portal, eran la sintonía diaria en el edificio. 

Y es que al fin conciliaron el sueño porque el jueves por la tarde una de las problemáticas inquilinas fue detenida y la otra trasladada al CHUO. Los hechos ocurrieron en el inmueble que compartía la pareja, del que estaban a punto de echarlas por morosas.

Cerca de las 20,00 horas, una riña entre ambas desencadenó que una tirase a la otra por las escaleras, ocasionándole graves lesiones y necesitando asistencia médica.  Cuando la Policía Nacional acudió al lugar, el escándalo no hizo más que empezar: “Todo pasó en el cuarto piso del lado izquierdo, pero para huir de la policía, la agresora reventó la puerta del derecho y se encerró en el interior”, relató la presidenta de la comunidad. 

Allí, atrincherada, no hubo forma de sacarla. Los agentes llamaron a los bomberos para que forzasen la puerta, pero la mujer trató en todo momento de contraatacar. Sacó un  bidón de lejía por el balcón y comenzó  a rociar a los policías que estaban en la calle. No contenta, recopiló todas las botellas de cristal que tenía en casa y las sacó también como arma arrojadiza. 

Además, cuando los agentes finalmente llegaron a abrir la puerta, la joven presuntamente asestó un cabezazo a uno de ellos -provocándole contusiones- y trató de acuchillar a varios. Dado que los agentes iban protegidos con escudos y chalecos, el arma blanca no llegó a herirles, según indicaron.

La agresora fue detenida por un delito de tentativa de homicidio y puesta a disposición judicial. En el edificio se cambiaron las cerraduras. 

Mientras esto ocurría, los vecinos trataron de no resultar perjudicados: “Avisamos a una moradora para que quitase su coche, porque se estaba llevando el impacto de los cristales y la lejía”, señaló M.J., que vive en el edificio. 

Además, esta testigo explicó que, solo una semana antes, la víctima y la agresora se intercambiaron los papeles: “La que ahora está en el hospital, le rajó un brazo a la otra con un cuchillo. Las peleas eran constantes, muchas veces por temas de celos”.

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