Los penúltimos de Niñodaguia

El tesoro de Agustín: vasijas que ya solo están en los libros

NIÑODAGUIA 12/11/2021.- Agustín y José Vázquez, ceramistas de Niñodaguia. José Paz
photo_camera Agustín termina una jarra de agua. A la derecha, su hijo José, en el torno. (FOTO: José Paz)
Agustín Vázquez lleva desde 1990 recuperando las vasijas tradicionales de Niñodaguia.

La jarra de agua es la pieza más identificativa de la olería de Niñodaguia, la que aparece en casi todos los carteles turísticos y publicitarios. Es de barro amarillo, del que sale de los montes de la Ribeira Sacra con una composición que le da un color único que diferencia a esta cacharrería de cualquier otra en el mundo. Solo los artesanos pueden acceder al barro de esta localidad ourensana. Agustín Vázquez echa horas en el torno, pero también en los libros. Los dos “bicos” y las dos asas son la sutil marca de identidad de esa jarra de agua que solo saben elaborar en Niñodaguia y que convierte a esta alfarería en única en el planeta. No es fácil documentarse para ver cómo los alfareros de hace siglos creaban piezas como esta. Los textos y los archivos gráficos de otras épocas son escasos, pero no es imposible. 

LA ALMOFIA Y OTRAS PIEZAS

Este cacharreiro lleva desde 1990 recuperando las vasijas tradicionales de Niñodaguia. Cerca de medio centenar de piezas diferentes que antaño eran de utilidad en el rural. “A chocolateira, o peto para o viño, para munxir as vacas, a ola de medir… A almofia, por exemplo, é unha bonita peza que se utilizaba para sangrar os porcos”, relata Agustín Vázquez en la visita guiada a su taller. Ahora las piezas de barro amarillo son casi exclusivamente para uso decorativo.

NIÑODAGUIA 12/11/2021.- Agustín y José Vázquez, ceramistas de Niñodaguia. José Paz

Agustín tiene réplicas de ese medio centenar de vasijas antiguas que recogen los documentos gráficos de hace más de 100 años en Niñodaguia, cuando los alfareros se contaban por decenas en esta localidad de la Ribeira Sacra. Pero él va más allá de Niñodaguia en su afán por recuperar las tradiciones de los pueblos. En otra parte del taller, más escondida y sin piezas a la venta, guarda tesoros de otras alfarerías gallegas. Son oficios que murieron con la jubilación de los últimos cacharreiros, hace ya décadas en la mayoría de los casos. El etnógrafo García Alén y sus libros, en los que recorrió Galicia para documentar los oficios del rural, le sirvieron a Agustín para echar horas y horas en el torno, creando piezas que antaño eran de utilidad y que ahora ya no se hacen. Se perdieron.

GARCÍA ALÉN, REFERENTE

Agustín enseña vasijas que recreó en su taller y que forman parte de, por ejemplo, la alfarería tradicional de Portomourisco y O Seixo, en el oriente ourensano. Siguió paso a paso las instrucciones del etnógrafo García Alén para dar vida a un oficio que hace tiempo se quedó sin relevo generacional en diversas aldeas de la provincia que llegaron a hacer de la alfarería la principal actividad económica del rural. Las piezas están allí, en un lateral de la OU-536 a su paso por Xunqueira de Espadanedo. 

NIÑODAGUIA 12/11/2021.- Agustín y José Vázquez, ceramistas de Niñodaguia. José Paz

ESPERANDO ATENCIÓN

El alfarero lo hace por amor al arte que aprendió con tan solo 11 años. Aunque le gustaría que el resto de localidades que tuvieron en su día una alfarería se interesasen por aquellas piezas desaparecidas hace tanto tiempo. Las vasijas de toda una “cartografía” ourensana de este oficio tradicional están en su taller, a la espera de atención.

NIÑODAGUIA 12/11/2021.- Agustín y José Vázquez, ceramistas de Niñodaguia. José Paz

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