Tesouros de Ourense | En Montederramo la naturaleza reina

Montederramo es un concello de Ourense de gran extensión, que se caracteriza por ser referencia en la Ribeira Sacra. Es un auténtico paraíso natural en donde cada esquina esconde mágicos lugares que invitan a ser conocidos.

Montederramo emerge como un tesoro escondido en pleno corazón del Macizo Central, siendo uno de los olvidados de la Ribeira Sacra. Aunque su territorio aparenta inmerso en la soledad de la alta montaña y la escasa densidad poblacional, este rincón gallego despierta con fuerza a través de su rica biodiversidad y un legado cultural que deja sin aliento a quienes se aventuran en sus tierras.

El término municipal de Montederramo se presenta como un lienzo natural y arquitectónico por descubrir, donde la Serra de San Mamede, el Bidueiral de Montederramo y el majestuoso Monasterio de Santa María se erigen como sus emblemas. Cada rincón de este territorio está impregnado de la esencia de Galicia, desde la bruma de sus ríos a la sombra protectora de sus frondosos bosques. 

Pero Montederramo no sólo cautiva por su entorno natural y cultural, sino que también seduce a los paladares más exigentes con una gastronomía arraigada en los productos locales. La carne de vacuno, criada de forma natural en los fértiles pastos y prados que salpican el territorio, se convierte en protagonista indiscutible de las mesas locales. 

Su combinación única de naturaleza exuberante, patrimonio cultural y tradiciones arraigadas, se presenta como un destino imperdible para aquellos que buscan escapar del bullicio y sumergirse en la autenticidad de la vida rural.

Puente de Vilariño Frío

Este patrimonio histórico, una de las huellas dejadas por la antigua Vía Nova de Caracalla, revela la grandeza de una conexión ancestral que unía Astorga y Braga en tiempos romanos. Al acercarse a Vilariño Frío, el viajero es recibido por el susurro melódico de las aguas que acarician los cimientos del puente. Con tres arcos, guardianes del pasado majestuosamente alzados, la estructura actual data del siglo XVII. Sin embargo, sus cimientos parecen hundirse en la rica historia romana. La Vía Nova de Caracalla, según la inscripción de un miliario descubierto en sus proximidades, confería a este puente un papel crucial en la red viaria romana. 

La hermosa estampa del Puente de Vilariño Frío.
La hermosa estampa del Puente de Vilariño Frío.

Área recreativa de Mazaira

A tan solo unos kilómetros de la capital municipal, en la serpenteante carretera que conduce a Chandrexa de Queixa, surge un rincón mágico, donde la tranquilidad se encuentra con la naturaleza en un abrazo armonioso: el Área Fluvial de Mazaira. Este idílico paraje, a orillas del río Mao y enmarcado por el pintoresco puente de Mazaira, cuenta además con la Palloza, un bar que suele abrir en temporadas de verano. Un extenso terreno acoge a los visitantes con mesas, bancos y barbacoas, ofreciendo un oasis para el descanso y la convivencia. En este espacio generoso, la paleta de verdes se mezcla con el rumor constante del río, creando un escenario perfecto para desconectar de ruido y contaminación.

Playa fluvial As Poulas

En el embalse de Leboreiro, este pequeño paraíso, alejado del bullicio y reservado para aquellos que buscan la autenticidad en sus baños, se presenta como una pequeña joya oculta entre las montañas gallegas. Esta pequeña playa, un oasis de arena fina, se extiende en un espacio chiquitito y acogedor, ofreciendo a sus visitantes la oportunidad de tomar el sol y refrescarse en las cristalinas aguas que fluyen a sus pies. La proximidad de la presa añade un toque de intriga y belleza al entorno. Este matrimonio entre la playa y la presa crea un escenario que fusiona lo natural y lo recreado.

Jóvenes disfrutando de la playa fluvial As Poulas.
Jóvenes disfrutando de la playa fluvial As Poulas.

Bidueiral de Montederramo

Entre la majestuosidad de la Sierra de San Mamede y la imponente presencia de la Serra de Queixa, se despliega este tesoro natural que trasciende las fronteras del tiempo. El conjunto boscoso, integrado en la Red Natura 2000, se revela como un rincón de abedules que danzan al compás de la historia, la ecología y las leyendas, uno de los últimos refugios eurosiberianos en el sur de Europa. Cada rincón del Bidueiral es un lienzo vivo donde se entrelazan especies únicas, convirtiéndose en una ventana a la biodiversidad. Entre la frondosidad del Bidueiral, se esconde una leyenda oscura que ha marcado sus rincones con un toque de misterio. Fue aquí, entre los abedules y la penumbra, donde Manuel Blanco Romasanta, conocido como “O do Unto”, se transformaba en hombre lobo en las noches de luna llena, llevando a cabo asesinatos que dejaron una huella imborrable. 

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