Toda la provincia anotó más defunciones que nacimientos

Cementerio de San Francisco, en el centro de la ciudad
photo_camera Cementerio de San Francisco, en el centro de la ciudad
Ninguno de los 92 concellos consiguió registrar un saldo natural positivo a lo largo del año pasado

La crisis de natalidad y el envejecimiento de la población arrojan, de nuevo, malas noticias. El año pasado, ninguno de los 92 concellos ourensanos logró ganar población de forma natural. Según los datos definitivos del Instituto Nacional de Estadística, el saldo vegetativo -la diferencia entre nacimientos y defunciones- provocó la pérdida de 3.664 habitantes en 2022. Se registraron 5.005 fallecimientos, mientras que llegaron a este mundo apenas 1.341 nuevos ourensanos: por cada parto, hubo casi cuatro muertes.

El peor saldo natural lo registró la ciudad, que perdió 795 vecinos. Sin embargo, comparando el descenso natural de la población con el total de habitantes de cada concello, la situación más grave se dio en el concello valdeorrés de Larouco, donde, fallecieron 23 personas y nacieron 3. Es decir, el crecimiento vegetativo restó 20 habitantes en un municipio que contaba con 440 vecinos el 1 de enero del año pasado. Supone una caída del 4,6% de la población, teniendo en cuenta solamente estos movimientos naturales.

Otros concellos especialmente afectados son O Bolo (-35, un 4,3% menos), San Xoán de Río (-21, un 4,13% menos) o Lobeira (-30, un 3,9% menos). Aparte, según las estadísticas definitivas del INE, en tres concellos no se celebró ningún nacimiento: A Teixeira, Vilar de Barrio y A Mezquita.

Por otro lado, el municipio que más cerca se quedó de estabilizar su población natural fue Vilariño de Conso. Allí se registraron tres nacimientos y cuatro defunciones el año pasado, por lo que el crecimiento vegetativo solo hizo perder un habitante.

La problemática es más acusada en el ámbito rural, pero no es exclusiva de este. La ciudad registró el antedicho saldo negativo de 795 habitantes al restar 1.336 defunciones a 541 nacimientos, lo que representa una caída del 0,8% sobre su población. Las villas se encuentran en una situación similar, con Xinzo como la que más sufre. Con 50 nacimientos y 154 muertes, tuvo que restar 104 habitantes a su padrón, por lo que los vecinos decrecieron un 1,1%.

Inmigración al rescate

Lo único que evita un desplome demográfico todavía más acentuado es la inmigración, puesto que la llegada de nuevos ourensanos desde otros territorios del país y del mundo aplaca la sangría natural de la provincia. No se conocen datos de 2022, pero en 2021, la provincia ganó 2.207 habitantes gracias a la diferencia entre emigrantes e inmigrantes, tanto extranjeros como nacionales. Todo apunta a que la tendencia continúa: el INE estima que Ourense tenía 304.856 vecinos a 1 de enero de 2023, lo que supondría 576 pobladores más que un año antes. Solo se explica con la llegada de habitantes desde otros puntos.

Caída de la población en los próximos diez años

De aquí a dentro de diez años, la provincia puede perder alrededor de 6.000 habitantes. Por lo menos, es la previsión que maneja el INE de cara a 2033, para cuando estima 298.855 habitantes. El último ejercicio para el que existe un vaticinio es 2037, cuando la provincia contará con poco más de 295.000 vecinos.

A 1 de enero de 2022, la provincia contaba con 304.280 habitantes, según las cifras oficiales de población. El declive demográfico continúa, aunque se ralentizó en los últimos años gracias a la llegada de foráneos, tanto españoles como extranjeros. Prueba de ello es que el total de residentes en 2022 fue solo un 0,3% menor al de 2021. Esta pérdida es mucho menor a la registrada en años como 2014, cuando la caída llego a ser del 1,4%.

El significativo peso de los inmigrantes será todavía mayor con el paso de los años. El INE augura que los nacidos en el extranjero representarán el 23,3% de la población en 2037. Prácticamente, uno de cada cuatro habitantes. En 2022 solo son el 5,4%, según las cifras del mismo instituto.

A pesar del flujo de inmigración, Ourense puede cerrar el primer cuarto de siglo con 42.380 habitantes menos. En el 2000, había más de 345.000 ourensanos, mientras que en 2025 el INE prevé que existan menos de 303.000.

 

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