La provincia registró ayer una “avalancha” de visitantes, principalmente en sus dos epicentros turísticos: la Ribeira Sacra y la ciudad. A las puertas de la oficina de turismo, las colas fueron constantes durante toda la mañana. Y sus trabajadores auguraban que a “un buen julio” le sucederá un mes de agosto aún mejor. Las fuentes de As Burgas recibieron decenas de fotografías cada hora, aún con la limitación de que la piscina termal se mantenga cerrada, y en el tren das Burgas, que había arrancado casi vacío durante meses, se vivió una intensa jornada con varios llenos y en la que parte de las familias se quedaban en tierra por falta de sitio en los vagones.
En cuanto a la procedencia de los turistas, buena parte de ellos eran españoles del resto del territorio nacional que vinieron en busca de tranquilidad. Cuando los zaragozanos Miguel Ángel Cueva y Ana Eras llegaron a Ourense, su primera visita fue la Praza dos Suaves, ya que Cueva es fan del grupo desde su adolescencia. Tanto le apasionan que fue uno de los motivos de la visita y se ve incapaz de elegir una canción favorita. Llevan ya cuatro días en tierras ourensanas, residiendo en un apartamento turístico de la avenida de Buenos Aires. “La ciudad es acogedora y la gente muy amable con los desconocidos. Esperábamos más serios y cerrados a los gallegos. Y la gastronomía es impresionante”, valoran.
Conchi Molina y Raúl López, de Barcelona, están de visita por el centro. Las termas les llamaron la atención. “Acostumbrados a ciudades grandes, ver una pequeña te sorprende. Allí todo es estresante”, comparan. El también barcelonés Juan Alberto Gil tiene raíces gallegas. Su pueblo está en Xinzo. “Llevaba años sin venir a Galicia, y el reencuentro fue muy tierno”, reconoce. En cuanto a la ciudad de Ourense, que nunca había visitado, “me ha encantado. Es una pena que no haya agua en las piscinas de As Burgas. En Barcelona o Madrid, no puedes bañarte en plena ciudad. Me queda esta espinita clavada”.
La guía oficial Ana Otero mostró la ciudad a una veintena de turistas, que descubrieron la historia de Ourense a través de sus palabras. “Este verano está siendo una locura. Tanto Ourense como la Ribeira Sacra están desbordados”, explica. Otero matiza que a los visitantes “les sorprende el termalismo y les apena que las piscinas de As Burgas continúen cerradas”. También les impresiona la catedral, “que parece más grande por dentro que desde su exterior”. En la visita guiada a través del patrimonio de la ciudad, le acompañaban, entre otros, un ourensano residente fuera de la provincia que regresaba a la provincia muchos años después y un matrimonio de Alicante que se había pasado toda la noche en la carretera para llegar a Ourense en la mañana. “Y aun así no se dormían en la explicación”, bromea Otero.
Y los establecimientos turísticos también gozan de buenas jornadas. Desde el Hotel NH de la ciudad encadenan semanas por encima del 90% de ocupación desde comienzos de julio, y ahora mismo se encuentran con casi la totalidad de las plazas ocupadas. “Parece un verano prepandemia”, celebran. En Balnearios Caldaria disfrutan de una ocupación superior al 80% en su instalación de Laias. Y su previsión para septiembre es positiva. Coincidiendo con la vuelta ciclista, esperan mantener una ocupación media entre Laias y Arnoia superior al 50%.
