Un muro del vestuario de IES Julio Prieto Nespereira, también conocido como Sexto Instituto, se derrumbó este miércoles, provocando la muerte de uno de sus alumnos. Otro estudiante resultó herido.
Ahora que toca esclarecer las circunstancias de este accidente, alumnos y exalumnos se muestran muy críticos con el estado de conservación del centro educativo, ubicado en el barrio ourensano de O Vinteún. "O muro que lles caeu por riba estaba un pouco deteriorado, ao empurralo se movía, se tambaleaba", recordó uno de los alumnos del centro a la salida de las instalaciones tras conocer la noticia.
Los estudiantes reconocen sin ningún tipo de duda que había filtraciones en las paredes, y el agua pasaba por el muro. El mal estado de conservación y la consecuente peligrosidad, según las declaraciones de los estudiantes a la puerta del instituto, era algo visible y notorio. "Algúns compañeiros libráronse de milagre, o muro caeu e eles correron", añaden.
Un exalumno es igualmente crítico: "Estudié aquí hasta 2º de la ESO, estuve en este instituto tres años durante los cuales no se preocuparon de nada, ni de la seguridad de los alumnos. Siempre fue así. Mucha gente se quejaba de cómo estaba todo montado".
Añade el mismo joven que "esa zona nunca estuvo bien cuidada, nunca se esforzaron por cuidarla, pasaron de ella olímpicamente y les daba igual cómo estaba y el peligro que pudiesen pasar los alumnos al entrar ahí, cambiarse y ducharse. Nunca pasó nada hasta que pasó y se cobró la vida de uno de los alumnos. Siempre estuvo mal, incluso un ascensor para la gente minusválida que no se esforzaron en arreglar nunca. Estuvo así siempre".
También usuarios que habían acudido al polideportivo del instituto durante las últimas semanas concuerdan en que el muro cedía al apoyarse en él, por lo que todo pudo haberse previsto.
Cómo era el muro
Varios exalumnos del Sexto Instituto se han mostrado conmocionados por el accidente que se ha cobrado la vida de un joven. Preguntados por La Región, han recordado cómo era ese muro cuando ellos estudiaban en el centro educativo. Un muro de recubierto de azulejos, no demasiado grueso y de cerca de 1,90 metros. "No era muy alto, cualquier chaval de instituto podría colgarse del muro".
